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Real Estate

La herencia Lussich saldada

Una línea de piedras "Pilca" separaba la desolada Punta Ballena en la epoca de las vaquerías de mar.

Por: Marcelo Gallardo

El terreno más valioso de la costa uruguaya, que es el extremo sur de Punta Ballena, se transformará en poco tiempo en un polo de desarrollo inmobiliario. Durante muchos años la pregunta que se hacían los inversores inmobiliarios era el valor que tenía el metro cuadrado en la parte sur de la disputada Punta Ballena. La respuesta siempre fue la misma: «No se sabrá hasta que sepamos qué se puede construir y qué no en ese lugar». Ahora esa pregunta tiene respuesta. El acuerdo alcanzado habilita la construcción de más de 35 bloques de altura en el lugar.
Antonio Lussich, pionero desarrollista en Punta Ballena, reconociendo secotres de sus mil ochocientes hectáreas.
OTRA ÉPOCA

Vaivenes de Lussich ante oferta de tierras.

«Yo no daría un céntimo por todo», exclamó don Antonio Lussich cuando almorzaba junto con unos conocidos personajes de la época en el hotel de Don Pedro Risso, el primero de Punta del Este. En esa ocasión, Risso advirtió a sus comensales, entre los que se encontraban Samuel Blixen y Arturo Brizuela, que los predios que conformaban Punta Ballena estaban a la venta. El grupo había desembarcado un rato antes del remolcador «Huracán», integrante de la famosa flota de remolcadores de Don Antonio, que los había llevado de paseo por la costa de Maldonado. Todos, menos Lussich, no ocultaron la agradable impresión que les causó conocer Punta Ballena. «Pues, a mí me parece poca cosa», atinó a responder Lussich ante las exclamaciones de Blixen, notoriamente impactado por el lugar. Don Lussich les dijo a sus acompañantes que debía regresar de inmediato a Montevideo por lo que le pidió a Risso que los alojara a costo de la empresa. Algunos días después el «Huracán» regresó a Punta del Este. Y el grupo de amigos, a Montevideo. Un tiempo más adelante, un exultante Lussich le contaba a su amigo blixen la noticia: ¡había comprado la tierra! El predio tenía, según crónicas de la época, unas mil ochocientes hectáreas delimitadas al este por la playa donde se encuentran las grutas de Punta Ballena y al oeste por el arroyo el potrero. La escritura se firmó el 7 de enero de 1898. El documento fue suscripto por el vendedor, Don Gerónimo Cabrera, y el comprador antonio lussich. Su legado está a la vista. Antonio murió el 5 de junio de 1928. Dejó diez hijas y un hijo. En 1942 el agrimensor rodríguez mujica confeccionó el plano de fraccionamiento. La partición entre los herededores se hizo en 1944. El plano fue inscripto el 22 de marzo de ese año.El predio, identificado con el número de padrón 15.503 Tiene una superficie total de 108.262 metros cuadrados dividido en ocho lotes, donde la propiedad privada cuenta con 97.784 metros cuadrados disponibles para edificar bloques en altura.

El remolcador «Huracán», integrande de la famosa flota de remolcadores de Don Antonio. Punta Ballena de los años 1898.

Se trata de un terreno de unas diez hectáreas que se encuentra al sur de las últimas construcciones existentes en ese lugar, entre ellas la mítica Casapueblo.»Espero que no ronquen mucho», contó Carlos Páez Vilaró a El País en una nota de diciembre de 2004 cuando reveló que el límite del predio de los herederos de don Antonio Lussich pasaba por la mitad de su cama. Dos semanas antes, el plenario de la junta departamental de Maldonado dió anuencia al acuerdo firmado con los sucesores de Lussich y el visto bueno al reparcelamiento del predio que tenía en principio una superficie de unas 20 hectáreas. La decisión del deliberativo departamental puso fin a una negociación que alcanzó a cuatro administraciones municipales y que delimitó las características del disputado terreno.

El acuerdo alcanzado habilita la construcción de más de 35 bloques de altura en el lugar. El arreglo entre las partes fijó la propiedad privada en 97.768 metros cuadrados y el remanente de 64.257 metros cuadrados como espacio público. La afectación del predio se establece a partir del plan maestro elaborado a pedido de los propietarios por el arquitecto Julio Plottier. El acuerdo establece que la ruta panorámica «Carlos Páez Vilaró» quedará bajo la órbita municipal. Tampoco se podrá construir en el mirador de la península. Al este, el predio de acceso público es el usado por los cultores de la navegación aérea en la modalidad de parapente. Al oeste, el lugar a donde concurren los pescadores. El acuerdo dejó a las grutas como propiedad privada. La playa «El Chiringo», por el contrario, quedó como espacio público. El convenio establece que los propietarios pueden construir un bloque de altura cada 2.800 metros cuadrados. Las construcciones serán aterrazadas de hasta nueve metros de altura respecto de la recta de comparación pero no podrán superar el metro de altura sobre la ruta panorámica denominada «Carlos Páez Vilaró». Como contrapartida, los propietarios desistirán de varios reclamos contra el gobierno departamental, entre ellos la regulación de honorarios, daños y perjuicios por una suma millonaria por el juicio de restitución llevado adelante por los familiares a mediados de los años noventa.

ACUERDO

Los sucesores de don Antonio Lussich y el gobierno departamental acordaron una solución que puso fin a la controversia de décadas. Don Antonio Lussich tuvo once hijos. A partir de la apertura de la sucesión del pionero comenzó la venta de los predios. En el total de herederos se encuentran no solo los familiares de Lussich. También los del abogado Raúl Jude, quien fue el asesor legal de una de las hijas del difunto. El abogado del caso «La Ternera» obtuvo una porción de tierras por concepto de sus honorarios. María Mercedes Jude Gurméndez y Maria Cecilia Jude Gurméndez son propietarias del predio. También Carmen del Castillo, el abogado Eduardo Carrera Hughes, Maria Lucía Carrera Ponce de León y Leonardo Carbonell en representación de la firma Harrisburg Finance. Empero, el mayor propietario del predio no es familiar de Don Antonio Lussich. Es el banquero argentino Delfín Ezequiel Carballo González, titular del poderoso banco Macro, quizás la institución bancaria de mayor poder de capital doméstico de la República Argentina. Carballo González fue comprando con el correr del tiempo partes de los restantes propietarios del predio. Carballo González tiene alrededor del 80 por ciento de propiedad del bien en cuestión.

El acuerdo alcanzado habilita la construcción de más de 35 bloques de altura en Punta Ballena.