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Mural de Páez Vilaró en la OEA: Un legado continental

Especial para Punta del Este Internacional, desde Washington DC, por Marisol Nicoletti.

En todo el mural, Carlos Páez Vilaró muestra perfiles de seres humanos que dialogan. Esa fue su intención: enviar un mensaje continental de comunicación entre todos los pueblos que habitan América.


En 1960, Carlos Páez Vilaró pintó el mural del túnel de la sede central de la Organización de Estados Americanos (OEA). Imponente en su estética y conmovedor en su mensaje, por años fue considerado el mural más largo del mundo. La obra, titulada «Raíces de la paz», ha sido restaurada y actualizada varias veces por su propio autor, con un cuidado y detalle que revelan no sólo virtud técnica sino profunda convicción en los valores que transmite: tolerancia, solidaridad, comprensión, cooperación. Gracias a la gestión del embajador uruguayo en la OEA, Washington Abdala, Punta del Este Internacional pudo visitar el mural, el cual, en estos momentos, se encuentra cerrado al público. Sentir el alma de Casapueblo de Punta del Este a metros de la Casa Blanca.

La obra de Carlos Páez Vilaró está dispersa por todo el mundo. Sobre todo sus murales, a través de los cuales el gran artista plástico uruguayo dejó su huella en los cinco continentes. Su obra logró unirse a las ciudades como parte del paisaje. Murales que comunican, que conversan con su voz que llega desde el pasado hablándole a este presente y, también, al incierto futuro. El que dejó enclavado en Washington DC, en la propia sede del máximo organismo de cooperación política continental, es, sin duda, el mayor legado de esa épica de la paz que recorre todo su mensaje artístico.

Punta del Este Internacional pudo acceder al túnel que une los dos edificios de la OEA, gracias a la gestión del embajador uruguayo Washington Abdala. Los muros del túnel pintados por Carlos Paéz Vilaró en la versión original de 1960, se dice que se desplazaba de un extremo al otro en patines.

Se trata de una obra única, un mural superlativo, pintado en el túnel que une el edificio principal de la OEA y el de administración de la Unión Panamericana. Con sus 162 metros de extensión, fue considerado, en algún momento, el mural más largo del mundo.

Páez Vilaró tardó 28 días en realizarlo y lo tituló «Raíces de la Paz». Lo pintó en 1960 y él mismo se encargó de varias de sus restauraciones a lo largo de las siguientes seis décadas.

Primera versión del mural, que se ha mantenido intacta porque la pared pertenece al edificio sin humedades que lo dañen.

Realizado por iniciativa de la División Artes Visuales de la OEA, el mural se encuentra un piso bajo tierra, como un secreto bien guardado, que despierta los sentimientos más sublimes de quienes transitan ese oculto pasadizo subterráneo.

Para el Secretario General de la OEA, el uruguayo Luis Almagro, esta obra es impactante. «El mural Raíces de paz aborda el trabajo de la OEA de una manera única y duradera. Su misión a la preservación y el crecimiento de la democracia, los derechos humanos, el desarrollo sostenible y la seguridad multidimensional hablan de los elementos más empáticos de la naturaleza humana. Estos valores viven siempre en lo más profundo de los seres humanos y por esto son parte de la obra de Páez Vilaró, como es el caso de Raíces de paz una obra creada desde el corazón de los valores de la OEA. El mural es un regalo diario para quienes trabajan en la Organización y sus distinguidos visitantes que siempre recuerda que el poder y la belleza son posibles, siempre y cuando se revitalice y se renueve la dedicación a los valores contenidos en el mural que la OEA se esfuerza por defender y cultivar», comentó a Punta del Este Internacional.

Los temas representados por Carlos Páez Vilaró llaman a la cooperación técnica; la integración racial; la ayuda mutua ; el cuidado de la salud; la comunidad de ideales; la defensa del folklore; el intercambio cultural y fomento de las artes; la protección de los recursos naturales y el desarrollo industrial; la asistencia a la niñez y la erradicación de la ignorancia; y el respeto a las libertades.

Al recorrerlo, nos encontramos con diez mensajes de Paez Vilaró para la unidad y el desarrollo de los pueblos, enlazados en un continuo de formas y colores que revelan la intrínseca relación entre los valores de ese decálogo.

Ver: Carlos Páez Vilaró – Un ícono de Punta del Este.

El artista no aceptó honorarios ni ninguna retribución por su trabajo. Su imaginación se ha representado en el túnel como un inmenso surco donde los colores germinan y se entrelazan.

Las ramas de esta concepción simbólica adquieren apariencias de rostros. Frutos, flores, personajes, herramientas y objetos aparecen a lo largo del mural, de acuerdo al tema desarrollado en cada zona. 

En conjunto, el mural contiene todo un programa de carácter panamericano. Ese pensamiento de paz y armonía constituye la nota dominante a través del elaborado simbolismo. Esa aspiración a una paz fecunda constituye la nota dominante a través del elaborado simbolismo del mural, reiteradamente sugerida por la imagen de un pez.

Visita al tunel

Debajo de este jardín se encuentra «Las Raices de la Paz», el mural de Carlos Paéz Vilaró .

Gracias a la gestión del embajador uruguayo ante la OEA, Washington Abdala, Punta del Este Internacional pudo acceder al mural, en el túnel que une los dos edificios de ese organismo continental, ubicado a pocas cuadras de la Casa Blanca. En estos momentos, el túnel se encuentra cerrado al público por la pandemia y, también, por las medidas de seguridad impuestas por el gobierno estadounidense después del intento de toma del Congreso ocurrido hace pocos meses.

El embajador Abdala es un gran admirador de Páez Vilaró, y lo retrata con agudeza. «Es un autor que estuvo toda su vida en permanente evolución. Su obra fue de un abstracto a líneas más claras, limpias. Siempre fue un avanzado y con la cabeza muy abierta», nos señala. «Sus cambios fueron increíbles, maravillosos», dice en charla con Punta del Este Internacional. Y agrega: «Páez Vilaró transciende lo pictórico. Lo pictórico es, por supuesto, su lanzamiento existencial. Pero todo lo que él iba haciendo en la vida: la construcción de Casapueblo, la reivindicación de la cultura afroamericana, incluso la búsqueda de su hijo en Los Andes, forman parte de su esencia. Y siempre lo hizo de una manera optimista, siempre positivo y con la cabeza muy abierta. Él, en su etapa final de su pintura, lo simplifica todo. Es una síntesis. Todos los días miro sus cuadros que tengo en mi oficina y, en ese momento, es como una bocanada de oxígeno que me atraviesa».

El Jefe de Gabinete del Secretario General de la OEA, Gonzalo Koncke, fue quien nos recibió en la previa a la recorrida por el túnel donde se encuentra el mural. Según dijo el diplomático uruguayo, «La obra de Carlos Páez Vilaró es reconocida por sus obras públicas, 130 murales a lo largo de su carrera dedicados a la gente y por la gente. Amigo cercano del director y fundador del Museo de Arte de las Américas de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Gómez Sicre, quien según Vilaró “desde la OEA timoneaba el arte de América,” fue invitado por él mismo para realizar un mural en la sede de la Organización. La invitación se dio tras presenciar en Uruguay la demolición del mural en la estación de ómnibus interdepartamental en 1959. Estando ahí, José Gómez Sicre, le prometió a Páez Vilaró preparar una propuesta para pintar un mural en Washington, fue así como nació la idea de hacer el mural que acogería en su recorrido las bases principales del ideal Panamericano, la democracia y la inclusión social».

El recorrido por el túnel fue mágico. Acompañados por el Coordinador de Exhibiciones, Fabián Concalves Borrega, Punta del Este Internacional pudo observar de cerca el maravilloso mural realizado por Páez Vilaró. «Lo que hizo en los años 60, cuando vuelve a restaurarlo en 1975, lo cambia. Básicamente, porque él había cambiado», detallo el coordinador .No es una reforma total, pero sí la modificación de varias partes del mural. Sus restauraciones son una síntesis entre su creatividad y evolución. Cambia, por ejemplo, la paloma que había pintado por el pez porque consideraba que en nuestro continente la comida viene del océano·, dice Concalves Borrega. Y aclara: «En tiempos normales, el túnel se usa de manera constante, pasa mucha gente por acá a diario. En ese sentido, la obra es restaurada todo el tiempo, siempre se trabaja en los detalles».

El Jefe de Gabinete del Secretario General de la OEA, Gonzalo Koncke y el Coordinador de Exhibiciones de la OEA, Fabián Concalves Borrega.

«Los hombres y mujeres pintados en el mural, están entrelazados, dialogando. Hay un fuerte influencia de Picasso en la obra. Cuando el gran restaurador español Roberto Arce vino a trabajar sobre el mural en 2000, rescató una parte de la versión original donde estaban pintados un manubrio de bicicleta y un toro, alegorías propias del pintor español», explicó Concalves.

«La parte original -continuó- que queda del mural es mucho más compleja. En sus propias restauraciones, Páez Vilaró lo fue simplificando. La obra se inspira mucho en la descolonización de África porque Páez Vilaró consideraba que la comunicación es la base para el progreso de las naciones. Todas las figuras de cabezas humanas del mural están conversando».

Una constante del trabajo: los hombres dialogando. La importancia que el artista le da a la comunicación en este trabajo es absoluta. Para él, esa es la clave del progreso de las naciones americanas.

Para realizar el mural, Páez Vilaró -que tenía entonces 37 años y realizaba su primer viaje a Estados Unidos- contó con la ayuda de los alumnos de arte de la Universidad de Maryland y también de la Escuela Corcoran de Washington. Se utilizaron 700 libras de pasta, 150 jalones de aceite disolvente y 300 brochas y pinceles. Se cuenta que el artista hizo el mural montado en patines, para llegar más rápido de una zona a otra.

El artista uruguayo en la inauguración del mural en el año 1960. Páez Vilaró tenía en ese entonces 37 años.

El trabajo se terminó el 4 de Noviembre de 1960 y fue inaugurado el 20 de Diciembre del mismo año, cuando era Secretario General de la Organización de Estados Americanos el doctor José A. Mora.

El mural fue concebido por Vilaró en diez sectores con mensajes que nos susurran desde el pasado un camino a seguir.

En el año 2002, los sectores dañados fueron recuperados por Roberto Arce y el propio autor-que en ese viaje debió ser internado de urgencia ya no volvería a Estados Unidos- se encargó de definir partes que estaban totalmente borradas.

La última restauración de la que participó Páez Vilaró, en 2002.

Páez Vilaró, quien falleció en Punta Ballena en 2014, ha sido un muralista excepcional, cuyas obras han quedado como registro propio y de su querido Uruguay, a lo largo y ancho de los cinco continentes. Su universo disperso por todo el mundo se asentó no sólo en galerías de arte y museos sino también en paredes de hoteles, de palacios, de aeropuertos, de residencias particulares, de hospitales. «Llevo mi taller conmigo a cualquier parte donde me conmuevan el escenario o la gente», confesó cierta vez.

Ver: La Panorámica de Punta Ballena pasará a llamarse Carlos Páez Vilaró

Un mural eterno

Museo de la Organización de Estados Americanos donde en 1919 se realizó la reinauguración del mural del túnel y una muestra de las obras del artista.

Por último, en el año 2019 se recuperaron algunas zonas dañadas del mural, gracias al aporte del gobierno de China y a la dedicación del maestro Arce. A la presentación al público de esta restauración asistió la viuda de Páez Vilaró, Annette Deussen, quien se ha encargado de prolongar el encuentro del artista con su público en Casapueblo, la morada que él mismo construyó como su refugio perenne a la orilla del mar. Conjuntamente se presento una muestra que se realizó en la OEA en el Museo de la Organización de Estados Americanos.

El túnel en toda su extensión de 162 metros restaurado en 1919, hoy permanece cerrado por la pandemia y por medidas de seguridad. Debido a las húmedas propias del túnel subterráneo constantemente se hacen canalizaciones para drenar el agua y reparaciones en general.

En 2019, la viuda de Páez Vilaro, Annette Deussen, quien asistió con sus hijos Florencio y Alejandro Páez Deussen a la reinauguración del mural que, en esa oportunidad, fue restaurado por el maestro español Roberto Arce.

Ver: Museo Casapueblo – El legado de Páez Vilaró

María Dezuliani, directora del Museo Taller de Casapueblo y Adriana Ospina, curadora del A.M.A organizadoras de la muestra.

Agó Rodríguez Vilaró, hija de Carlos, en la muestra que se realizó en la OEA en 2019, en el Museo de la Organización de Estados Americanos.

Ver: Casapueblo: el ímpetu del ilusionismo

La directora de Punta del Este Internacional, Marisol Nicoletti, junto a Fabián Concalves Borrega, durante la visita al mural del artista uruguayo.

El mural de Washington es una obra formidable que, a pesar del paso del tiempo, continúa deslumbrando al mundo. Y también es la voz del artista que llega desde el pasado pidiéndole al continente mayor comunicación y entendimiento entre los hombres. Un legado que nos conmueve, interpela y compromete.