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Nito Mestre: Melodías y emociones rioplatenses en la noche de Washington DC

Después de casi dos años sin recitales en vivo, vuelven los shows en vivo. Y en Washington, Estados Unidos, picó en punta Nito Mestre, celebrando el cincuentenario de Sui Generis, con sus eternas canciones y su ternura a flor de piel.

A 50 años del debut de Sui Generis, a 70 del nacimiento de su cómplice artístico -Charly García- y tras casi 2 sin shows en vivo debido a la pandemia, Nito Mestre regresó al escenario con su carisma intacto y su arte imperecedero en la noche de Washington. Punta del Este Internacional fue parte de una fiesta que convocó a un amplio público de diversas nacionalidades, confirmando el potencial del mercado norteamericano para la música latina. Uruguay estuvo presente, con su embajador en Estados Unidos, Andrés Durán y su señora, Isabel, como invitados especiales, en compañía de su par argentino, Jorge Argüello, y su esposa Erika.

Terminado el show, Mestre firmo autografos y dialogó con , de derecha a izquierda, con embajador uruguayo Andrés Durán, su esposa Isabel, el embajador argentino Jorge Argüello y su mujer Erika, Jorge Srur y su pareja Marisol Nicoletti. Una noche fantástica llena de poesía y canciones.

Viernes otra vez”, dijo uno de los entusiastas asistentes al show, parafraseando el nombre de la pegadiza canción de Sui Generis. Y sí, los recitales en vivo que habían pasado al archivo durante la pandemia, empiezan a volver a la agenda cultural de nuestros países, gracias a la vacunación masiva. Y en la capital de Estados Unidos, fuimos parte de uno de sus hitos: la celebración del cincuentenario del icónico dúo argentino Sui Generis, con un recital en vivo de Nito Mestre, uno de sus dos creadores.

Mestre junto al embajador Andrés Durán y su esposa Isabel, con la revista Punta del Este Internacional y el CD de Nito. En el show del músico se respetó el aforo y las normas de distancia social para este tipo de espectáculos. Recuerdo y emociones invadieron el recinto.

Desde deliciosas piezas del histórico dúo tales como “Confesiones de Invierno” o “Rasguña las piedras” hasta enternecedores poemas de su generación de solista como “Flores en el Mar”, fueron parte de dos horas ininterrumpidas de música suave, letras profundas y una conexión íntima con la gente que solo un personaje tan lleno de talento, humildad y sensibilidad como Mestre puede conseguir.

Junto al embajador argentino Jorge Argüello y su esposa Erika, mostrando uno de sus discos solistas. El músico seguirá girando por Estados Unidos con distintos shows en diferentes ciudades del país del norte.

Al final del show, y previo a seguir hacia New York donde daría su segundo vivo en esta mini-gira norteamericana, Nito nos recibió en su camarín junto a su productor, para compartirnos sus sensaciones tras el regreso a los recitales en vivo y sus próximos planes.

Con un nuevo contrato que lo tendrá más tiempo desplegando su arte por el país del norte, Nito aprovechó la ocasión para recordar múltiples historias que lo vinculan con Uruguay, donde hace 40 años, el dúo tuvo su primer reencuentro tras su célebre despedida en el Luna Park en 1975.

Fue el 11 de diciembre de 1981 en el Parque Franzini, donde tras los shows de Nito Mestre solista y de la banda Serú Girán, liderada por García, se unieron ambos para tocar juntos por 40 minutos, en lo que sería su última presencia pública, hasta su regreso como Sui Generis en 2000 en la cancha de Boca.

Dedicando uno de sus últimos trabajos discográficos a Marisol Nicoletti y a Jorge Srur. Mestre tocó durante el show sus más reconocidos éxitos de los tiempos de Sui Generis.

En suma, vivimos una noche inolvidable en Washington, donde, con un Nito intacto, comenzamos a calentar los motores para lo que seguramente será otra exitosa temporada de shows en vivo en nuestra querida Punta del Este, tras el obligado receso debido al COVID19.

Una noche de aprendizaje, sobre cómo desarrollar shows en vivo en ambientes seguros, con público vacunado y aforo cuidado.

Y una noche plena de vida, quizás porque nos transportó a aquellos tiempos en que comenzamos a nacer, aquellos tiempos de “guisos de madre, postres de abuela y torres de caramelo”.