Durante más de dos décadas, Punta del Este Internacional acompañó, paso a paso, la transformación del balneario más emblemático de Sudamérica. Desde los techos rojos y los veranos en silencio, hasta el nuevo skyline que hoy se eleva entre el mar y el cielo, esta nota — con imágenes inéditas a vuelo de pájaro — honra el pasado, observa el presente y convoca a cuidar aquello que nos dio origen: la naturaleza y la memoria.
Una historia de cielo abierto y raíces profundas
En sus 23 años de trayectoria, Punta del Este Internacional ha contado la historia de un balneario en permanente transformación. Desde los primeros edificios impulsados por Pintos Risso —el pionero que construyó el primer edificio del balneario en la calle 20, esquina 31, conocido como Edificio Santos Dumont, en 1945— hasta las grandes obras de hoy, como el ambicioso proyecto de Cipriani sobre el terreno del mítico Hotel San Rafael.
Allí, no se levanta un edificio más, sino una réplica del antiguo San Rafael, piedra a piedra, con la tecnología y la arquitectura del siglo XXI, pero con el alma intacta de aquel lugar donde latía la historia. Tres torres lo acompañarán, uniendo el pasado con el futuro.
A lo largo de estas más de dos décadas, Punta del Este Internacional recorrió cada rincón del desarrollo edilicio, desde Punta Ballena hasta José Ignacio, y registró en sus páginas los cambios más profundos de este suelo junto al océano. Hoy, ese legado visual se transforma en un video a vuelo de pájaro, que sobrevuela el nuevo skyline con una mirada que mezcla memoria y asombro.
Visión, planificación y el equilibrio con la naturaleza
El crecimiento no fue espontáneo. En los últimos 20 años, políticas de fomento a la inversión y la construcción, sumadas a la mejora de los servicios, consolidaron a Punta del Este como un polo regional de desarrollo. Durante los períodos de gobierno del equipo liderado por Enrique Antía —intendente de Maldonado en los períodos 2000-2005, 2015-2020 y desde 2020 hasta hoy— se promovieron medidas que facilitaron los desarrollos inmobiliarios, sin perder de vista la esencia natural del lugar.
En palabras de Antía: “El desarrollo no puede ir por delante del paisaje. Hay que crecer cuidando lo que nos define”. Y esa frase, aún con sus contradicciones, late como un eco entre las obras y los árboles.
Del primer piso al cielo: la ciudad que se eleva
El gesto fundacional fue el de Pintos Risso, quien en 1945 se atrevió a elevar un edificio en un balneario de casas bajas. Hoy, su impulso reverbera en las torres que transformaron el perfil urbano: Trump Tower, Fendi Château, The Colette, Atlántico, Arte Brava, SLS, Torre View, Syrah, Signature, Surfside, Océano, El Nido, The Rock, Amélie, Torres del Este, entre otras.
Pero entre todas ellas, Cipriani Ocean Resort and Club Residences ocupa un lugar aparte: no solo por su inversión —más de 200 millones de dólares—, ni por la autoría del arquitecto Rafael Viñoly, sino porque allí donde estuvo el Hotel San Rafael, volverá a levantarse su silueta, intacta, inmortal, renovada.
El video: sobre el mar, entre los bosques, entre los sueños
El video que acompaña esta nota fue realizado con tecnología de drone, música original y una mirada poética. Sobrevuela Chihuahua, Portezuelo, Playa Mansa, Península, Brava, La Barra, José Ignacio, y también las zonas de cerros y bosques donde las nuevas construcciones se funden con la naturaleza.
Algunos emprendimientos están en pleno avance, otros ya fueron entregados, todos marcan esta época:
Syrah, Atlántico, Fendi, Torres del Este, Torre View, Trump, SLS, Cipriani, Amélie, Mon Brava, Signature, Surfside, The Rock, The Colette, Arte Brava, Selenza, Océano, El Nido.
El video no es solo una postal aérea: es un documento de época. Una mirada sin palabras donde la arquitectura parece hablar.
Volver a los años 60: un video, una advertencia, una memoria
A mitad del recorrido, el video se detiene. Vuelve a los años 60, con imágenes inéditas de la Punta del Este de antaño. Chalets bajos, calles de arena, niños corriendo con bicicletas sin marca y el perfume de los pinos recién podados.
Esa Punta del Este no desapareció: vive en la memoria, en las postales guardadas, y en la necesidad urgente de recordar que sin naturaleza, no hay Punta del Este. Este fragmento del video invita a reflexionar y a entender que el crecimiento debe ser medido, consciente, respetuoso del monte indígena, de las dunas, de las aves y del cielo.
Datos que explican lo que vemos
La expansión edilicia también se expresa en cifras:
El valor del metro cuadrado ronda hoy los USD 3.500, y en proyectos de lujo como Trump Tower supera los USD 5.800/m². No son solo cifras: son hogares, sueños, apuestas al futuro.
De pueblo a ciudad: sin perder el alma
Hay una nostalgia serena al recordar los chalets de techos rojos y los jardines perfumados. Pero también hay una certeza: esa Punta del Este persiste, aunque ahora se refleje en vidrios que capturan el atardecer y torres que se elevan sin olvidar el suelo.
Este balneario que fue pueblo de veraneantes hoy es ciudad abierta al mundo. Una ciudad que, si quiere sostener su magia, deberá seguir abrazando su bosque, su mar y sus raíces.