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Historia y naturaleza

Recuerdos de Punta del Este

Para festejar un nuevo aniversario de la Liga de Fomento, queremos compartir con ustedes testimonios de vecinos que fueron testigos de la evolución de este emblemático balneario.

Punta del Este a mediados del siglo pasado. Una postal de otros tiempos recordada por los vecinos de aquella época.

Desde Aramis el primer enfermero de Punta del Este hasta las historias de la abuela de Luis Alberto Herrera Pou, son historias que aún siguen latiendo en el alma del pueblo esteño. Además, el presidente de la Liga, el doctor Javier San Martín, nos contó la importancia del trabajo de la institución.

La actual ciudad de Punta del Este, su desarrollo económico no ha opacado las historias del pueblo esteño que le dio su origen.

Fundada en 1940, la Liga de Fomento de Punta del Este es una de las asociaciones civiles sin fines de lucro más importantes de la ciudad. Su primer Presidente fue Francisco Mazzoni, un vecino y benefactor de Punta del Este y Maldonado, existiendo un Museo que ostenta su nombre en merecido homenaje.

Los principios del siglo XX en Punta del Este, Liga de Fomento siempre centro y tutora del crecimiento edilicio y cultural que hasta nuestros días nunca se detuvo.

La historia, cargada de trascendentes eventos en los que la Liga estuvo involucrada, hizo que su actual sede de la Parada 1 haya sido inaugurada por el entonces Presidente de la República Dr. Juan José de Amézaga en el año 1945.

La iglesia La Candelaria de Punta del Este, un domingo a la mañana, después de misa. Abajo, los amigos del Centro Cultural Democrático de Punta del Este.

A lo largo de esta trayectoria, numerosas personalidades han pasado por ella, desde Presidentes, Ministros, Intendentes, Embajadores y una extensa lista difícil de enumerar, nos explica el doctor San Martín, presidente elegido por los socios por segunda vez.

Imágenes de otros tiempos. Cuando los jardines de las casas se extendían hasta la playa en la península donde todavía era un pueblo con muchos terrenos vacíos.

«La Liga de Punta del Este mantiene alianzas con distintas entidades y organizaciones locales, nacionales e internacionales tendientes a desarrollar sus estrategias y alcanzar sus objetivos de la mejor manera posible. Es esta línea, se vincula con Cámaras, ONGs, Fundaciones, Universidades, Asociaciones Civiles y distintas organizaciones referentes en sus respetivos campos de actuación.

Mediados del siglo XX. Los famosos chalets de tejas rojas eran los que dominaban la ciudad.

Preocupados por la promoción del destino y con la contribución de instituciones emblemáticas del Departamento, hemos realizado encuentros con miembros del Ministerio de Relaciones Exteriores que fueron designados en misiones, en los que les organizamos una recorrida por los principales puntos de atracción turística de Maldonado, permitiéndoles apreciar de primera mano la oferta turística. Esto ha sido muy valorado por los participantes y las autoridades, estando seguros que redundará en un beneficio para nuestro país», contó San Martín.

El pequeño puerto de Punta en las décadas del 40 y del 50 del siglo pasado, cuando todos los pobladores se conocían.

La Liga fue la primera institución en promover la adquisición de Cámaras de Vigilancia, hecho que hoy es uno de los pilares en los que se apoya la policía para el combate del delito, con excelentes resultados.

La ciudad estaba pensada para recibir los turistas durante la temporada.

La Liga desarrolló una aplicación que terminó volviéndose parte de las app que maneja el gobierno uruguayo. «Un capítulo aparte lo merece la Oficina de Información Turística. Por iniciativa de la Liga y con el apoyo inicial de la IDM y luego el MinTur, desarrollamos un aplicación que permite la consulta de todas las actividades que se realizan en el Departamento de Maldonado. Esto que inicialmente se circunscribió a nuestra zona de influencia, fue valorada por el MinTur que nos solicitó que la ampliáramos al resto de los Departamentos del país. Hoy contamos con una herramienta que permite la búsqueda de opciones a lo largo y ancho del Uruguay», señaló.

El Dr. Luis Alberto Lacalle Herrera, padre del actual presidente Dr. Luis Lacalle Pou, con su hermana y madre, en uno de sus habituales paseos por la península esteña.

Aporte de Fernando Cairo: En los primeros años, viví a pasitos del mar porque ni siquiera era a una cuadra. Mi padre era carpintero. Tuvo durante un tiempo una carpintería en la calle 10. Mis padres cuidaban la casa del doctor Luis Alberto Pou, abuelo del presidente Luis Lacalle Pou. En un momento, mi padre se había quedado sin taller y la señora María Hortensia de Herrera, le dijo: usted tiene taller, vaya a mi casa, abra el garage y ponga ahí su taller durante todo el invierno. Esa era la relación que había entre los que vivíamos aquí y los veraneantes».

La casa de los Herrera/Lacalle en la Punta. El Cangrejito se llamaba. Allí, el padre de Dilamar Larrosa -que era carpintero- tenía durante el invierno su taller en el garage.

Como introducción a Graciela Clavijo, Fernando Cairo dijo que los Clavijo, familia de pescadores, están desde mediados del siglo XIX en Punta del Este. «Nací en la calle 10, esquina 7, contó con emoción Clavijo.

La familia de Clavijo fue de pescadores por varias generaciones. Y se instalaron en Punta del Este en 1850.

«Mi familia está en Punta del Este, por el lado de mi padre, desde 1850. Toda la calle 10 era el centro de la ciudad». detalló Clavijo quien fue Miss Maldonado y Miss Juventud.
Estaba el cine Ocean, el almacén de Jaime y de Beba, el telégrafo, el almacén de ramos generales de los Lobato, y estaba el hotel España de los Camacho y Casella, al que iban los turistas muy finos, el kiosco de Masud, el restaurante Bosangoa, la casa de electricidad de los Lois, el olorcito insuperable de la panadería Punta del Este», enumeró Clavijo.

Vista del Puerto sobre la Mansa, donde se destacaba la figura del tanque de agua.

Más adelante, Nancy Sola de Cairo habló sobre un bar que estaba en La Mansa. «Era La Fournique, un bar en la playa, sostenido sobre columnas, que llegaba hasta la orilla del mar.

El bar La Fournique, montado sobre unos pilotes sobre la playa.

Ahí los turistas iban a tomar su copetín. Y nosotros, que no íbamos a tomar el copetín como tampoco iban nuestras familias, nos poníamos debajo de los pilotes, a la sombra». Cairo también sintetizó, frente a una foto de avenida Gorlero de la época: «Era una calle donde sólo había chalets, no había ningún negocio».


Caricias para el alma

La charla después derivó en la escuela número 5, de la que tanto Cairo como Larrosa fueron primero alumnos, después maestros y, más tarde, directores . «Yo fui de la primera generación que estudió en esa escuela, la inauguré como alumna. Después, con los años, trabajé como maestra, como secretaria docente y, por último, como directora», contó Cairo. Larrosa agregó, sobre su época como alumno: «Era una escuela modelo para la época. Tenía una sala de actos impresionante y varias actividades destacadas, además de muy buenos profesores».

En una de las fotos, se veía a Aramís Ramos, el enfermero de Punta del Este. «Fue un personaje que enriqueció mucho al pueblo. En esa época, no había médicos residentes y sólo había una sala donde atendía Aramís. Fue un hombre maravilloso que, además, tenía un costado intelectual que Punta del Este no tenía. La primer biblioteca de Punta del Este fue en su casa que después creció y la pasaron al Club Democrático. Fundó el primer grupo de teatro y un periódico que se llamó La Pluma», contó Cairo.

Aramís Ramos, el enfermero de Punta del Este. Además, fue quien dispuso la primera biblioteca de la ciudad y tuvo un periódico, La Pluma.

La mención del Club Democrático entusiasmó a los participantes de la charla. «Era el club familiar de todo Punta del Este. Se jugaba a las bochas, se hacía teatro, daban clases de guitarra, había campeonatos de truco. Hasta biblioteca teníamos.

Era donde íbamos todas las familias», dijo Clavijo. Y Cairo agregó: «El nombre completo era Centro Cultural Democrático de Punta del Este. Era el único lugar donde se juntaba la gente, todos los pobladores de Punta del Este».
Y la charla fue llegando a su fin. Se habló del tren, de las muchas estaciones o paradas que había entre Punta del Este y Maldonado -entre 4 y 5-, de que tardaba entre 5 y 6 horas el viaje a Montevideo.

El tren de Punta del Este. Tardaba entre 5 y 6 horas en llegar a Montevideo.

También de un personaje de la playa de Punta del Este, un tal Paredes, una suerte de bañero que le enseñaba a nadar a los niños de la época. «Te tiraba al agua y te pedía que flotaras», contó Fernando Cairo quien, para cerrar dijo: «Para nosotros estos recuerdos son una caricia para el alma. Porque esta ciudad es nuestro pueblo. Por más que ahora se muestre tan cosmopolita, Punta del Este sigue siendo nuestro pueblo. Ojalá podamos pronto hacer estas charlas en persona y si no podemos seguiremos haciéndolas de este modo».

La playa de moda de la época, El Plato, sobre la Mansa. La más visitada tanto por los habitantes de la ciudad como por los turistas. Se llamaba así por ese pequeño muelle que terminaba en una plataforma circular y desde donde los niños se tiraban al mar.