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Complejo Solanas: historia de una familia pionera

La familia Mochón era asidua veraneante de Punta del Este hasta los años 70. En esa época, César Raúl Mochón, decide comprar una buena cantidad de hectáreas en una zona donde, en ese entonces, no había absolutamente nada. A partir de ese momento, los Mochón se vuelven desarrolladores inmobiliarios, una profesión que hoy es fundamental para toda la familia. Esta es la historia de un visionario, un hombre que observó las posibilidades de una tierra alejada de lo que entonces era Punta del Este y decidió que ahí construiría su gran lugar en el mundo.

César Mochón, pionero y visionario fundador del Solanas Vacation Club

César Raúl Mochón fue un visionario. Una suerte de Antonio Lussich moderno, que vio la zona que hoy ocupa Solanas -sus casi 150 hectáreas- y se enamoró de esa tierra donde, en ese entonces, no había absolutamente nada. Sin embargo, al observarla por primera vez, allá por los años 70, supo que tenía un potencial fuera de lo común. Y que bien valía dejarse seducir por la aventura.

Ese fue el comienzo de Solanas, una aventura vislumbrada por un abogado que imaginó las enormes posibilidades de esa tierra. De este modo, lo recuerda uno de sus hijos, el arquitecto Daniel Mochón. «Mi padre era un abogado que veraneaba en Punta del Este.

Daniel Mochón, Director del Grupo Solanas

Un día, un amigo le dijo que le quería mostrar una tierra. Era 1976. En ese entonces, la zona quedaba lejos de Punta del Este. Pero mi padre vio la tierra y se enamoró. Y así pasó de ser un turista argentino a convertirse en un desarrollador inmobiliario. Los comienzos no fueron fáciles porque este terreno estaba en disputa: había 300 hectáreas para hacer el Parque Nacional Lussich.

Finalmente, el Estado liberó el terreno y se quedó con 150 hectáreas para hacer el parque y el resto las adquirió mi padre. Ese fue el nacimiento de Solanas», cuenta Daniel Mochón.



Primeros años

Los comienzos no fueron sencillos. Comenzaron con un proyecto muy ambicioso de hacer un barrio privado. Empezaron a vender los lotes pero, enseguida, la crisis argentina paralizó las obras.

El tiempo compartido más famoso del este

«Los que habían comprado, recién comenzaban a pagar y la crisis detuvo las obras. Mi padre había empezado con la nivelación del terreno para hacer las calles y también detuvo las obras. No se podía seguir adelante.

Primera etapa del desarrollo, un barrio de encanto cabañil

Tuvieron que pasar tres años para que le ofrecieran la idea de hacer un tiempo compartido. Entonces, mi padre construyó 7 cabañas, una pileta y una cancha de tenis.

La icónica piscina del salón de usos múltiples

Era 1983, habían pasado seis o siete años desde que se compraron estas hectáreas. Finalmente, el tiempo compartido fue un boom a finales de los años 80 y principio de los 90. Ahí terminamos de desarrollar la primera manzana de Solanas y comenzamos con la segunda. Hasta ese momento, era un proyecto chico y acotado», afirma Daniel.

Tiempos de Green Park

Sin embargo, pronto el Complejo Solanas comenzó a expandirse. «En el 92 empezamos con el Forest, un proyecto ambicioso con pileta climatizada y un club house muy grande. Pero la crisis de 2001 nos tiró abajo una vez más. Se nos empezaron a caer los tiempos compartidos porque la gente no podía pagar las cuotas ni las expensas.

Aguas de piscina, jacuzzi y lago, coexistiendo logrando un enorme placer visual

Eran gastos imposibles para el 50 por ciento de nuestro público. El tiempo compartido ya no funcionaba y empezamos a pensar más en la opción inmobiliaria. Comenzamos con un proyecto importante en 2003, Green Park, que era un desarrollo grande, de 18 edificios. 

Puente sobre el lago del Green Park

Hasta ese entonces nosotros no vendíamos propiedad horizontal. El proyecto fue hermoso, con un lago artificial, piscina, gimnasio. 

Sector del complejo Green Park

Fuimos creciendo y agregando parque para niños, canchas de futbol, tenis, paddle. Ese fue el inicio de la venta de departamentos», indica Mochón.



Primer barrio privado

Las cosas comenzaron a encaminarse. Desde ahí, el complejo saltó a su primer barrio privado, Design Village, con 250 lotes en un terreno de 40 hectáreas. «Ese proyecto ya tiene 70 casas construidas y se sigue vendiendo y construyendo. Después, tiramos abajo las 7 cabañas originales, las primeras que hicimos, y creamos Garden View. Todo en propiedad horizontal», dice Mochón. 

Agua zen en Design Village

Daniel Mochón empezó a involucrarse en el Complejo Solanas, poco después de la construcción de las 7 cabañas originales. «Me vine a vivir a Punta del Este recién casado, lo mismo que mi hermano.

Piscina y lago dentro del íntimo escaparate del Design Village

El crecimiento importante fue a partir de 2003, cuando empezamos con Green Park porque empezamos a contratar otros estudios de arquitectura y a poner nuestro esfuerzo en mantener lo ya construido», asegura.



La laguna de cristal

Ya bien entrados en el siglo XXI, la familia Mochón fue por más e ideó su proyecto Crystal Lagoon, que es hoy el verdadero corazón de todo el complejo. 

Crystal lagoon a vuelo de pájaro

«Es que todavía teníamos libre el centro de las 150 hectáreas. Y un amigo que tiene una inmobiliaria fue a ver una presentación de Crystal Lagoon en Argentina y me dijo que pensó en mí. Entonces, nos juntamos con esta gente y armamos este concepto que es raro porque, en general, Crystal trabaja en lugares donde no hay mar. Es más, trabaja con lugares donde no hay nada. Y nosotros armamos este concepto para tener la playa adentro del complejo. Porque si bien tenemos la playa a 300 metros y ofrecemos servicio de playa siempre tuvimos la ruta de por medio. Por eso, queríamos tener la playa adentro. Y eso es lo que ofrece la laguna que está dispuesta en 4 hectáreas, tiene 400 metros de largo por 100 de ancho. Ahora hicimos un parque de toboganes de agua con la empresa que le hace los parques de agua a Disney. Hicimos otra pileta climatizada grande en Forest Lagoon y un complejo deportivo grande, con canchas de futbol y paddle», detalla Daniel Mochón. 



Colegio propio

Los nuevos pasos a seguir por el Complejo Solanas están claros y son casi inmediatos. Ahora este enorme sitio reconocido de Punta del Este tendrá su propio colegio interno. «Nos asociamos con un colegio de Buenos Aires que está en Nordelta, que se llama San Isidro School.

Proyecto del colegio San Isidro School

Se trata de un colegio que tiene un nivel educativo muy alto. Los dueños tienen casa acá, de hecho ya están prácticamente instalados. Se juntaron con nosotros y nos interesó muchísimo el proyecto. 

A nosotros nos sirve muchísimo porque se vuelve un nuevo polo de atracción porque hay gente que se quiere mudar en forma permanente pero no lo hacen por el tema educativo. El colegio se va a hacer en tres etapas: primero el jardín infantil y los dos primeros años de primaria. Se trata de un proyecto hermoso, muy lindo y moderno y la idea es empezar en marzo para arrancar con clases en 2025″, dice Mochón y agrega: «Es un servicio fundamental. Por eso, buscamos gente seria, que sepa sobre el asunto. Además, estamos con un proyecto que haremos sobre la ruta: un centro comercial. Va a ver mucha parte de gastronomía y servicios. Ya se lo presentamos al Intendente y le encantó. El proyecto es obra del estudio Gómez Platero. Nuestra idea es comenzar a construir en marzo. Este tipo de cosas ayuda mucho a que la zona crezca». 



Solanas Art Experience

Nuestro último proyecto es hacer un programa de residencia para artistas, Solanas Art Experience. 

Se trata de la visita de dos artistas por un mes a los que le damos todo: alojamiento, comida y le pagamos para que trabajen su obra. Ya hubo dos artistas argentinas y ahora están un artista brasileño y otro argentino. 

Esto lo vamos a hacer cuatro veces por año, que van a ser 8 artistas por año. Una idea que nos parece apasionante», concluye la charla Daniel Mochón.

Piscina in – out del complejo Crystal View