
Allí las arenas blancas y finas conviven con las imponentes formaciones rocosas y las texturas más rústicas, con la tersura de los cantos rodados que llegan hasta la costa acunados por el movimiento del mar.Tratar de comprender la forma en que se fueron gestando las arenas que cubren la costa uruguaya es adentrarse en un camino cuyo inicio es difícil de precisar. Nacen como producto de largos procesos de alteración y remoción del material arenoso.
Los granos que forman las arenas se toman su tiempo para llegar a adquirir el estatus de arena. Pero una vez que alcanzaron esa talla, prácticamente no se desgastan. Y sólo después de un larguísimo período se convertirán en sedimentos finos, no arenosos, que la atmósfera y el mar se encargarán de retirar de las playas.
Sin embargo, las rocas y las arenas son transportadas por el agua y los fenómenos atmosféricos hasta sitios de “entrampamiento” donde quedarán al resguardo de los fuertes procesos erosivos. Así, en la costa uruguaya es posible encontrar lugares donde los cantos rodados cobran mayor protagonismo como, por ejemplo, sucede en Maldonado, en sitios como Las Flores o Bella Vista.
Porque, clasificados por los espontáneos movimientos del mar, los ríos y los fenómenos atmosféricos, se van reuniendo en ciertos lugares como las playas y las dunas. También existen algunos sitios en los que las extensas playas son interrumpidas por importantes formaciones rocosas. Unos 2.500 millones de años le llevó a Punta del Este formar sus playas. El viento, el agua, el calor y la lluvia, entre otros, fueron sus hacedores naturales. Hoy, el más distinguido balneario uruguayo las ofrece sin condicionamientos a todo aquel que quiera disfrutarlas.