El mar y la playa siempre sorprenden. Alcaminar, sobre todo a primeras horas de la mañana, la arena nos entrega una naturaleza viva, latiendo.
Caracoles yalgas son las ofrendas que el mar deja entre sus firmas de espuma. La belleza de la naturaleza en todo su esplendor de colores y de texturas. La sabiduría de los elementos, esperando la siguiente ola que traerá nuevos tesoros y, tal vez, se lleve aquellos que había dejado anteriormente. El ciclo de la vida en cada flujo y reflujo del mar.