Cardón Casa de Huéspedes: la elegancia nacida del mar

En la bahía del Portezuelo, Sebastián Mutti Pastor transforma una casona normanda en un refugio cultural rioplatense donde historia, destino y paisaje se enlazan bajo la luz interminable de Punta Ballena.
Un sello personal en un rincón legendario
Sebastián Mutti Pastor llegó a Punta Ballena con una intuición tan precisa como su mirada de productor rural. En plena crisis terminal de 2003 —con Afoisa, Seca y la caída de cuatro de los bancos más importantes del país— anticipó que, ante un default casi inevitable, la tierra, utilizada como garantía hipotecaria del 50% del Uruguay, sufriría una fuerte depreciación.
Con la urgencia por vender instalada en todo el país, Mutti entendió que se abría un momento único. Vendió su última estancia en Entre Ríos, El Centenario, de 1.585 hectáreas —curiosamente, del mismo tamaño que la que Antonio Lussich había comprado un siglo antes en Punta Ballena— y se lanzó a recorrer millones de hectáreas en carpetas primitivamente presentadas, buscando un destino que lo conmoviera.

Del Queguay al mar: un cambio de vida
Antes de llegar al este, Mutti había repoblado una de las estancias más tradicionales de Paysandú, Santa Luisa del Queguay (1824), entonces abandonada. Dejó atrás ese trote manso de patrón para cambiar de paisaje y de escala: del Queguay al Atlántico, del caballo a la brisa salada, del campo al desafío de “domar el mar desde el lomo de la ballena”, como él mismo define la geografía donde el Arroyo del Potrero desemboca en la bahía del Portezuelo.


El espíritu de Lussich como brújula
Ferviente admirador de Antonio Lussich —escritor, naturalista y creador del Arboretum, considerado el primer desarrollador inmobiliario de toda América— Mutti buscó rastros de esa huella original.
Así descubrió que el punto más alto de sus tierras coincidía con el lugar donde Lussich se detenía cada semana para contemplar el atardecer antes de volver al casco, hoy convertido en Arboretum. Aquella escena, que décadas más tarde también evocaría Carlos Páez Vilaró, fue decisiva: Mutti supo que ese mirador debía ser el alma de su proyecto.

La alianza que dio forma a un ícono
Conmovido por esa coincidencia histórica, permutó la propiedad y, en alianza con Cardón —la tradicional marca argentina— creó Cardón Casa de Huéspedes.
La antigua casona normanda frente al mar se transformó en un refugio de elegancia atemporal: habitaciones con vista al océano, vestidas en lino, cuero de capibara y paleta tierra; un interiorismo que mezcla campo y costa sin estridencias, con la serenidad de un balcón rioplatense suspendido en el horizonte.

Un hospedaje que honra la tradición
Cardón Casa de Huéspedes ofrece una experiencia cuidada, personal y cercana. Su objetivo no es competir con los grandes hoteles, sino proponer otra cosa: un ambiente sereno, íntimo y diseñado con excelencia, donde el huésped sienta que entra en un lugar pensado, con alma y raíces locales.

La Experiencia Cardón
Las mañanas empiezan con un desayuno campestre en el parque, en la terraza cubierta o bajo las sombrillas de la piscina prístina, con productos premium que invitan a la calma.
A pocos metros, las playas mansas de la ballena permiten caminatas silenciosas o baños tranquilos.
Los visitantes también pueden disfrutar de las caminatas tradicionales por el Arboretum, las visitas guiadas a Casapueblo o las cabalgatas hasta la barra del Arroyo El Potrero, replicando las mismas costumbres que unieron, en distintos tiempos, a Lussich y Mutti.
Al atardecer, el ritual se completa: luces tenues, música curada y una carta de tragos pensada para acompañar ese momento que Punta Ballena guarda como un tesoro. Una vez por semana, el lugar reúne a referentes rioplatenses en actividades lúdicas e intelectuales que recorren el golf, el polo, la pintura y otras disciplinas que conectan tradición y cultura.

Dirección: Cardón Posada Boutique, Playero y Gaviotin, Punta Ballena
- +598 98 353 182
- Como llegar
- Sitio web


