
El avistaje de aves es una afición que cuenta con millones de fanáticos en el mundo. Un turismo de alto poder adquisitivo y respetuoso del medio ambiente.
En ocasiones, hay maravillas cercanas, propias del paisaje cotidiano, que no observamos porque no sabemos prestarles atención. Mundos que vuelan y planean a nuestro alrededor y que dejamos pasar sin ofrecerles una mirada.Pero esto está cambiando. Cada día más personas en el mundo descubren la belleza que recorre los cielos.



El birdwatching (avistaje de aves) se vuelve año tras año más popular y los centros de avistaje reciben con mayores comodidades y lujos a sus visitantes. Esta afición supone dos cosas: alto poder adquisitivo para trasladarse por el mundo y un enorme respeto por el medio ambiente. Desde hace ya varias décadas, crece el turismo de birdwatching, una suerte de subcategoría del ecoturismo.


Las mayores variedades de pájaros están en el circuito Montevideo -Chuy- Minas. Este recorrido de más de 800 km. incluye los Bañados del Este, el área acuífera más importante del Uruguay, así como las lagunas de Punta del Este, el Parque Nacional de Santa Teresa y el Parque Nacional Quebrada de los Cuervos. En Uruguay, por el momento, este tipo de turismo se encuentra en un estado incipiente, pero son cada vez más las estancias turísticas que lo están ofreciendo entre sus actividades de tiempo libre.

Aunque basta con acercarse un atardecer a la playa para verlas comunicarse con el ambiente, con ese mar que se va encrespando mientras el sol cae, con el viento que las invita al vuelo. Algunos hoteles 5 estrellas ofrecen paquetes de avistaje de aves al mejor estilo inglés. Más especialmente en Carmelo está la Estancia “Tierra Santa Guest Ranch” (www.estanciatierrasanta.com) que organiza programas de avistaje de excelente nivel.



Pero estos son sólo algunos de los pájaros que se pueden observar. Sólo se trata de tener paciencia y conocer algunos de los secretos del avistaje. Ver un ave desplegar su belleza es un secreto que se adquiere con el tiempo. Esto se consigue tanto trasladándose a zonas donde la naturaleza es más salvaje como en los sitios más urbanos de Punta del Este. Un balcón o una ventana pueden ser centro de observación de algunas de estas especies: verlas volar es un hecho artístico, verlas planear una lección de sabiduría.

Por supuesto, hay horarios ideales para la actividad; las primeras horas del día y el atardecer son propicios para esta práctica porque son los momentos en que la mayoría de las especies están más activas. Y, por supuesto, la noche para las aves nocturnas. En todos los casos, lo importante es situarse con el viento de frente, para evitar ser delatado por el olor. Y guardar silencio.


