Cuando uno decide convertirse en amo del almanaque, el gran desafío es encontrar el lugar donde asentar el baúl de los recuerdos y demorar las agujas del reloj. Frente a la mágica Estación de Pueblo Garzón, el oasis esteño donde lo que fue es lo que será, nace un emprendimiento para ese grupo selecto: el de aquellos que eligieron ser dueños de cada uno de sus días por vivir.
Terrenos amplios donde cada jardín será un parque y cada noche una invitación a un banquete reservado con las estrellas. Un proyecto donde la elegancia simple de sus futuras construcciones se entremezcla sigilosa con la naturaleza virgen: un pacto sagrado de convivencia entre sus nuevos residentes con ovejas que pastan, cardenales que cantan, caballos árabes que galopan, teros que juegan a las escondidas. Una inversión rentable además de un placer para el alma. El aposento ideal para lo que realmente importa.
Es por eso que el nuevo fraccionamiento que lleva por nombre “La Estación” cumplirá con todos estos requisitos, sin saltearse ninguno. Este nuevo desarrollo inmobiliario está ubicado dentro del pueblo, frente a la estación de Garzón y se desarrollará sobre terrenos de, al menos, 4.000 metros cuadrados cada uno. Son más de 15 hectáreas que serán divididas en estas fracciones para la construcción de casas y hoteles boutique, destinado entre otros, a la realización de bodas.
Un concepto donde se busca la paz primigenia.
A su alrededor, las casas pueden oficiar de posadas cuando sus propietarios no se encuentren y así generar una renta. Cada casa que se construya va a tener su núcleo principal y otros circundantes, como pequeños bungalows que se podrán alquilar, por ejemplo, a los familiares de la pareja que se casa en el hotel. Esto será gestionado por el mismo hotel que pondrá en alquiler las casas que deseen participar de este proyecto. También habrá posadas que recuerden a una bodega, otra con colección de autos antiguos, otra dedicada a los caballos árabes y otra dedicada al arte.
Hoy en Garzón viven 200 personas. En su momento, llegaron a vivir 2.000 habitantes, con la llegada del ferrocarril. Mucho más tarde, llegaría Francis Mallmann, que reactivó el movimiento del pueblo. Sin embargo, Garzón mantuvo la paz y el silencio de sus 200 habitantes. Este nuevo fraccionamiento no llega para romper con la idiosincrasia del pueblo y con su lógica. Por el contrario, la propuesta es fraccionar estableciendo un estilo determinado de residencias con forestación e iluminación de las zonas comunes del predio. Lejos de la idea de cambiar el estilo del lugar, lo que se busca es establecer un enclave que tiene la intención de pasar desapercibido, un verdadero tesoro oculto. Con un concepto donde se busca la paz primigenia, donde lo que se anhela es que el tiempo transcurra lentamente, se establece este fraccionamiento que intenta el milagro de agregarle minutos, horas, a cada día.
Ésta alocada búsqueda de lo mágico, este intentar volver a vivir en la simpleza, es la novedosa propuesta del fraccionamiento de La Estación en Garzón, que tiene como promotores principales a Carbonell Propiedades y a Trustier Properties.
Algo que, si no se está muy atento, pasa desapercibido. Algo que nunca se vió en el Este. Algo que busca mantener este perfil bajo, casi anónimo, para no perder la esencia y gracia del pueblo, para resaltar aún más la belleza natural que propone este singular y maravilloso lugar de la campiña uruguaya.
Promueven en exclusividad:
Carbonell (+598) 99 614 085
Trustier (+598) 92 190 234
