Caminando por la playa es común avistar sobre la arena, pegadito a la orilla, unas cápsulas con forma de huevo que parecen de plástico. Muchas veces tiene algún orificio y algo de agua adentro. El imaginario popular, alberga la idea de que se trata de huevos de tortugas. Pero no lo son. En realidad, pertenecen a otra especie, el caracol negro. Otra de las sorpresas y curiosidades, que ofrece el mar en nuestras playas.
Cada verano, cada temporada, aparecen en las playas de Punta del Este. Y, por supuesto, llaman la atención. Por lo general, se cree que son huevos de tortuga pero los tortugas marinas no ponen huevos en la costa uruguaya. En verdad, estas ovicápsulaspertenecen a otra especie, el caracol negro.O, por su nombre científico, el Pachycymbiola brasiliana, según asegura el docente del Centro Universitario Regional Este (CURE) Fabrizio Scarabino. Se trata de una especie con valor gastronómico que cocineros y científicos quieren promover entre locales y turistas.
Los huevos revelan lo más sorprendente de esta especie endémica: su reproducción. Luego de que el macho y la hembra se aparean y se produce la fertilización, la hembra del caracol negro moldea, con su pie y fuera de su cuerpo, una cápsula ovígera u ovicápsula de cinco a siete centímetros de diámetro de un material translúcido y flexible que se vuelve marrón y quebradizo al secarse. Dentro de la ovicápsula hay un líquido nutritivo y se depositan entre 9 a 33 huevos fertilizados que se desarrollarán en embriones. Este proceso se da principalmente en primavera y verano. En muchos casos, es posible ver en la playa a ejemplares juveniles a punto de emerger de la cápsula.
El caracol negromide hasta 16 centímetros y puede vivir hasta 20 años. Es reconocible por una gruesa capa orgánica oscura que lo recubre y que la da su nombre. Esta capa es segregada por diminutos animales como anémonas o corales sin esqueleto que dependen del caracol negro para sobrevivir, al tiempo que el caracol recibe protección. Una simbiosis que todavía no ha sido explicada por los investigadores. Además, es carnívoro: se alimenta de moluscos bivalvos como la almeja púrpura, una de las más comunes que se ven en las playas de Punta del Este.
Habitualmente, el caracol negro vive en fondos arenosos y fangosos a una profundidad de entre 5 y 30 metros de profundidad. En la orilla se encuentran los caparazones vacíos que el oleaje arrancó de los fondos marinos en las tormentas. En verdad, es una especie importante porque tiene muchos usos, por ejemplo, su pie es comestible, su caparazón puede servir para artesanías y puede ser revalorizado como un producto local.
Después de décadas, en la zona se ha despertado un interés por su aprovechamiento. En concreto, el caracol negro es una de las especies que se incluyen en el llamado Pacto oceánico del Este que reúne a pescadores artesanales, la Corporación Gastronómica de Punta del Este, el Ministerio de Industria, Energía y Minería y el grupo Pescar de Punta del Este para difundir las cualidades de la fauna marina autóctona y promover hábitos de consumo más amplios. Por eso, algunos chefs ya tienen pensados platos donde se usa el caracol negro en una pequeña escala. Por otra parte, el caracol negro es alimento de la tortuga cabezona, una especie amenazada y en peligro de extinción; también hay aves como el ostrero que buscan las ovicápsulas arrojadas fuera del mar.
Devolver las ovicápsulas al mar es un acto simbólico porque no regresarán a su hábitat que son las aguas más profundas. Sin embargo, esta acción, según los expertos, puede ser una actividad para aprender más sobre esta especie junto con los niños. Y así conocer y reconocer un poco más sobre la maravillosa naturaleza que habita Punta del Este.
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