Maldonado, más allá del verano: el nuevo polo de conocimiento y talento

Por Jean-Jacques Bragard (socio BRAGARD)

Durante décadas, Punta del Este y Maldonado fueron sinónimo de turismo, playa y descanso. Hoy, ese paisaje cambió: capitales, talento y familias se instalan de forma permanente, transformando al departamento en un verdadero polo productivo y de conocimiento.

Una nueva ola de residentes

El fenómeno —acelerado tras la pandemia— trajo consigo una migración selectiva de personas, empresas y capitales que buscan calidad de vida, estabilidad y entornos saludables. Desde ejecutivos tecnológicos y emprendedores, hasta profesionales independientes, todos encuentran en Maldonado una combinación única entre bienestar y oportunidades.

De destino turístico a ecosistema permanente

El impacto se siente en múltiples frentes: el mercado inmobiliario, los hubs de innovación, el sector educativo y los servicios de salud. El trabajo remoto y los incentivos fiscales (como el tax holiday) consolidaron un ecosistema estable, con regulación clara y visión de largo plazo.

La apertura de nuevas oficinas de servicios profesionales, junto a la realización de foros de innovación y emprendimiento, confirma que la ciudad dejó de ser estacional: hoy funciona como un centro activo los 365 días del año.

Indicadores que lo confirman

Los datos del INE lo respaldan: Maldonado registra una tasa de empleo del 64,3%, frente al 59,4% nacional, y una tasa de desempleo del 6,3%, menor al promedio del país (7,7%). Su actividad laboral alcanza el 68,6%, posicionándolo como líder en generación de empleo.
Incluso el aeropuerto de Punta del Este vivió el invierno más activo en 12 años, con récord en vuelos privados y conexiones.

El desafío: conectar para crecer

El reto ahora es vincular a estos nuevos residentes con el ecosistema local.
¿Estamos aprovechando su conocimiento, redes e impulso innovador?
¿Existen mecanismos para integrarlos como mentores, inversionistas o socios en proyectos uruguayos?

Una oportunidad para pensar el futuro

Maldonado vive un momento singular: inversión, talento y bienestar se cruzan de manera estratégica. El desafío es pasar de la observación a la acción, construyendo políticas y redes que transformen esta ola en una oportunidad sostenible.

Porque el verdadero valor no está solo en la inversión que llega, sino en la inteligencia colectiva que puede florecer cuando conocimiento y territorio se encuentran.