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Pacha Cantón: un pionero moderno

El nuevo almacén de campo de Pacha Cantón, ubicado en la ruta 104, en el kilometro 5, es una sensación. Con su estilo creativo, singular, el hacedor de Narbona -en Carmelo y en Punta del Este- ha desarrollado un complejo que conjuga producción artesanal, la proveeduría y grandes terrenos donde los compradores pueden adquirir chacras de una hectárea. Este proyecto se llama La Plantación, un nombre muy adecuado teniendo en cuenta los 6.000 árboles de cítricos que se han plantado en el lugar.

El plano de las pequeñas fábricas y el almacén de campo donde se venderá todo lo que se produzca en las fabricas: lácteos, embutidos, pastas, destilados, pan, quesos y dulces son algunas de las producciones que están en marcha.

Aunque no quiera reconocerlo, siempre fue un creativo. Un entusiasta del campo y de las producciones artesanales. Un verdadero transformador, con un estilo propio y definido. Pacha Cantón tiene 65 años hace 33 que vive en Uruguay. Ha recorrido un extenso camino por estas tierras y ha dejado marcada su huella en Carmelo, donde creo Narbona, una marca que ya es internacional.

«Hace muchos años que me enamoré de Uruguay, de su gente, de la manera de vivir en este país. En un primer momento, apunto a La Barra, un lugar que en aquellos años quedaba bastante lejos del mercado inmobiliario. Desarrollé un proyecto, El Chaparral, que tenía 120 hectáreas al lado de La Barra pero que en ese entonces no funcionó. La familia fue creciendo: tuve tres hijos de mi primer matrimonio que hoy trabajan conmigo. Me termine radicando en Uruguay, pero me fui de Punta del Este, me enamoré de Carmelo. Ahí aprendí lo que era hacer un desarrollo a largo plazo», rememora en una charla con Punta del Este Internacional.

Una foto histórica. En Carmelo, a caballo, con el espíritu rural que lo llevo a involucrarse en la producción y en crear la marca Narbona.

En Carmelo todo cambió. Comenzó a idear un gran proyecto que involucraba la producción. «Uno va en busca del sabor del lugar. Y en Carmelo la producción era muy importante. Entonces, decidimos involucrarnos primero con las vacas, hicimos lácteos: leche, dulce de leche, quesos. Así nació Narbona. Al mismo tiempo, pensamos un gran proyecto a largo plazo. Hicimos un masterplan que incluía aeropuerto, puerto privado, un barrio privado y una cancha de golf, en conjunto con otro barrio. El crecimiento fue lento pero seguro. Buscamos inversores, presentamos leyes en el Departamento de Colonia para establecer ciertos resguardos para quien construía una casa en Carmelo, para que los que vivían en Buenos Aires y tenían su casa en Carmelo la encontraran en buen estado y fuese segura. Tardó en aprobarse, pero finalmente lo conseguimos. Igual, ya habíamos empezado a desarrollar. Pusimos barcos para traer gente desde Buenos Aires. En esa época, Carmelo era un sitio al que la gente viajaba para jugar en el casino porque no había casinos en Buenos Aires. Había un movimiento de unos 800 barcos al año. Después, hicimos una pista chiquita para aviones privados. Teníamos unos 130 vuelos por mes, alrededor de 1300 anuales. Cada año, el panorama pintaba mejor», asegura.

Durante la entrevista con Punta del Este Internacional, en su oficina y lugar de trabajo, donde piensa los nuevos proyectos, donde materializa los sueños que aun están presentes.

El regreso a Punta

Ese mega emprendimiento se convirtió en El Faro. A los lácteos, se sumó la hotelería y más tarde los viñedos. Narbona crecía como marca y establecía a Carmelo en el mapa de los visitantes de Uruguay. Entre tanto, Pacha se divorció y conoció en Carmelo a la mujer con quien hizo realidad sus sueños, con la que se caso y tuvo dos hijos, María José Banchero, su compañera de cada día tanto en Punta del Este como en Carmelo.

«Más tarde, se armó Narbona Punta del Este. Fue muy interesante porque, después de años en Carmelo, volvimos a vivir en Punta del Este para la secundaria de mis hijos más chicos. Y me encontré con gente a la que yo le había vendido una tierra y ellos habían hecho una producción muy linda y me propusieron participar. Fue una especie de revancha en la zona de La Barra. Arranqué hace dos años y, de inquieto, yo ya había hecho algo acá que son Viñedos del Este, pero quería algo más.

El fanatismo por la producción artesanal. Así nació Narbona, los lácteos y producción vitivinícolas. Hoy es una marca internacional que ya puso un pie en Estados Unidos.

Y un día me levanté y fui a hablar con los vecinos para hacer algún emprendimiento. Así empezamos con La Plantación: producción de frutales. Plantamos 6.000 árboles, que estuvo a cargo de Lorena Ponce de León. Y visualicé hacer 6 fábricas chiquitas y un almacén de campo. Cada fabrica produce algo que luego se vende en el almacén. En una se hace yogurt, helados, dulce de leche, quesos. En otros embutidos. Tenemos una panadería con masa madre donde también hacemos pastas secas. En otra hacemos destilados: gin, vodka, medio y medio, lemoncello. En otra, tenemos dulces de frutas de las plantaciones: naranja, pomelo, kinotos. Y todo se vende en el almacén de campo. La mayoría de este proyecto es la reproducción de lo que tenemos en Narbona de Carmelo», dice.

Fanáticos de la producción artesanal

Estilo Narbona, en Carmelo. La producción constante que es lo que Cantón espera replicar en la Ruta 104. Toda producción artesanal de quesos y dulces, .

En apariencia, las fábricas son ranchos antiguos, pero adentro tienen toda maquinaria de primera línea. Además, hay un salón de eventos. «El salón tiene todos los elementos tipo Narbona, con cocina a la vista. Hay gente a la que no le gusta que la cocina se vea en un casamiento, pero a otros si les parece interesante. Así que es cuestión de gustos. Esto es Narbona», afirma.

Las producciones siempre se presentan con el estilo Narbona. Cocina a la vista, presentaciones exquisitas pero francas, propias de un concepto natural y relajado.

Pero el proyecto La Plantación no termina en las fábricas, en el almacén y en el salón de eventos. Sino que también es un desarrollo inmobiliario. «Tenemos casi 200 hectáreas. Hay mucha chacra de 4, 5, 7, 10 hectáreas y otras de 1 hectárea. Pero el leitmotiv de La Plantación es la producción artesanal. Por eso, en algunas de las viviendas se va a plantar lavanda para hacer esencias, en otras árboles de frutas. Ya compraron brasileños, europeos, peruanos, argentinos, uruguayos. Y existe cierto código edilicio, las casas tienen que tener cierto aire rural. Es parte del estilo del lugar. Y otra vez, te puede gustar o no te puede gustar, pero es el estilo Narbona», confirma.

Su amor por los camiones antiguos que forman parte esencial de la producción en los viñedos de Narbona, en Carmelo, y también serán fundamentales en las cosechas de Viñedos del Este, en Punta del Este.

Cantón busca encontrar en el campo su lugar donde vivir. Por eso, sus emprendimientos tienen mucho que ver con la vida estilo rural. Y con La Plantación ha desembarcado definitivamente en Punta del Este. «Estamos poniendo un pie en la producción de Punta del Este. En el almacén te vas a poder tomar una grapa, algún trago con los destilados, vas a poder comer una picada con chorizos caseros, pizza recién hecha. Pero todo con el estilo de un almacén de campo, como una antigua proveeduría. Se trata de volver un poco a las fuentes: es algo a escala humana, donde vas a poder consumir productos caseros», asegura y para terminar no esconde su orgullo como padre: «Tengo un equipo muy fiel que es la familia.

Con su segunda esposa, María José Banchero, con la que tiene dos hijos. Debido a que los chicos tengan una mejor educación secundaria es que volvió a Punta del Este. Su nueva etapa que ya lo encuentra más maduro en sus decisiones pero con el mismo ímpetu de siempre.