Por Claudio Ortiz Belgoff
El futuro es la visión y ejecución de un pasado, donde el presente tiene la misión de unir estas dos valiosas puntas. Este pasado, empieza trazar el camino hacia su futuro con numerosas historias destacadas, al punto de que, si tuviera que expresarlas en este escrito, llenaría varias páginas, por lo que me limitaré a nombrar los dos pilares fundamentales, entre otros de gran importancia:
1) Antonio Lussich, quien trabajó desde la arboricultura.
2) Madame Pitot, pionera del capital humano local, dedicado al servicio y atención a los visitantes.
La visión y el trabajo de Madame Pitot, precede y desarrolla lo que hoy es nuestro presente como comunidad en nuestra ciudad tal como la vivimos, y lo que nos permite caminar y transitar por muchos kilómetros de una costa privilegiada, encontrando en cada lugar y rincón, lugares únicos y encantadores, con la sencillez de un marco imaginario, dejando que la distinción sea de cada uno de los que la habitamos y de quienes nos visitan.
Esta vida que es deseada por quienes la conocemos, dotada con una infraestructura de calidad y orden, que pone de manifiesto que el prestigio en la educación , es gran parte de la continuación y por lo que se logra atraer los mejores colegios del mundo, a los más destacados gastronómicos, los principales centros de salud, los más destacados arquitectos y un largo etcétera que ornamenta y hermosea a los que tenemos el privilegio de vivirla, así como a quienes nos visitan.
Futuro
El mundo está viviendo el cambio de los próximos 100 años, con un reseteo y un dinamismo que jamás se vivió en la historia de la humanidad, lo cual nos permite, mediante la tecnología, la ciencia y la recientemente introducida inteligencia artificial, adelantarnos al nuevo orden de necesidades, dejando en un pasado reciente la vida tal como la conocíamos.
Este nuevo orden prioriza el cuidado del medio ambiente, la vida en comunidad atendida por nichos, el servicio, el tiempo de ocio, horas de trabajo reducidas y el tiempo para pensar sin límites.
Esta realidad se encuentra adelantada al futuro en muy pocas ciudades del mundo, representando el colapso de las grandes metrópolis y las ciudades nuevas que presentan los países desarrollados como alternativas adaptadas a las nuevas necesidades.
Es como si los fundadores de Punta del Este, junto a las generaciones sucesivas, hubieran imaginado a nuestra ciudad para los próximos 150 años, resultando en que hoy el mundo nos considere en una agenda de privilegios, con etiqueta de marca de origen.
El futuro del mundo se encuentra orientado a una libre elección de vida para sus habitantes, por lo que las ciudades que conserven genuinamente sus tradiciones y su identidad de origen serán las elegidas. Las mismas van a trascender a los países en importancia.
Punta del Este puede festejar este 2024 imaginando sus próximos 20 años.