Lejos de lo que suele considerarse, la belleza de las costas no es el único valor que tiene la región de Punta del Este y Maldonado. El territorio ofrece la posibilidad de hacer paseos por su interior y de disfrutar de lugares únicos.
Porque desde los pequeños poblados, pasando por las ruinas arqueológicas, hasta las maravillas naturales –que incluyen una fauna y una flora notables– estos territorios ofrecen al visitante caminos y rutas de fácil acceso, infinita amabilidad de los habitantes y un saber olvidado por muchos que merece ser rescatado.
De Punta del Este a Aiguá
Un atractivo recorrido por la ruta Nº 39 tiene como destino la ciudad de Aiguá. La ruta parte desde la ciudad de Maldonado desde donde, yendo hacia el norte, se llega hasta la ciudad de San Carlos. A partir de este reducto histórico, el visitante se introduce en un paradisíaco paisaje serrano, donde se pueden encontrar sitios arqueológicos y naturales de relevante interés. Entre los más conocidos, vale mencionar el Saladero de los Holandeses –a la altura del km 70,5–, un conjunto de construcciones que datan del siglo XVIII, que abastecían originalmente a los piratas que se aventuraban al llegar a las regiones del Río de la Plata. En el kilómetro 72 de la ruta 39 pueden observarse las Taperas de Silvera, donde fueron fusilados en 1902 los asesinos de la familia Silvera, y La Posta de Aiguá, una construcción donde hacían escala las viejas diligencias. En este camino, que es una suerte de túnel del tiempo, también pueden verse el Molino sobre el arroyo Aiguá y, de fondo, el Cerro Catedral, de 514 metros de altura, el sitio más altos del territorio uruguayo. Por último, la belleza de las Grutas de Salamanca, utilizadas por prehistóricos pueblos originarios y que están ubicadas en el Cerro de Lemos, rodeadas de una belleza natural única. Como final de recorrido, la ciudad de Aiguá espera a sus visitantes como la enorme amabilidad de sus habitantes. Una parada obligada es para conocer lo que fue el café de José Vázquez, en la esquina de las calles 25 de Agosto y 18 de Julio, donde en 1918 cantó Carlos Gardel.
Desde Aiguá, por Minas hasta Pan de Azúcar y Piriápolis
Un buen explorador no se queda con sólo algunos descubrimientos. Por eso, Aiguá es sólo la primera de las escalas. A partir de la ciudad, por Ruta Nº 8, se accede al departamento de Lavalleja donde, después de atravesar las sierras, se llega a la pintoresca ciudad de Minas. Antes de Minas, sin embargo, hay lugares en los que vale la pena detenerse. La Villa Serrana –con entradas en los kilometros 145 y 139,5– es un lugar de ensueño entre los cerros, proyectada y realizada en 1945 por el arquitecto Julio Vilamajó como una villa de descanso al estilo europeo y construida con materiales puros de la zona. En la Villa, es obligatorio darse una vuelta por el emblemático Ventorrillo de la Buena Visita, un sitio con infraestructura hotelera y una recomendable gastronomía. Un poco más adelante, se encuentra el Salto del Penitente –km 125–, una cascada de más de 50 metros de alto, rodeada de un agreste entorno rocoso donde reina la tranquilidad y la belleza. Pero Minas no es el final del recorrido. La ciudad capital del departamento de Lavalleja ofrece interesantes recorridos e invita a seguir por la ruta 60, hasta la ciudad de Pan de Azúcar y de ahí –por Ruta 37– a la ciudad balneario de Pirlápolis. Entre una y otra, se encuentra la Reserva de Fauna Autóctona. Y desde la hermosísima Piriápolis se pueden programar inolvidables paseos costeros que incluyen el Arroyo Solís, Punta Fría, Punta Colorada y Punta Negra, sitios que merecen conocerse.
Desde Solanas a Pueblo Edén
Otro paseo recomendable por sus atractivos paisajísticos, históricos y patrimoniales, se establece recorriendo el departamento por la Ruta Nº 12. Esta ruta comienza en Punta Ballena, en la zona de Solanas, y se introduce hacia el norte entre la Sierra de la Ballena y el borde Este de la Laguna del Sauce. En su primer tramo, entre bellos paisajes de laguna, bosques y sierras, se ubican las chacras turísticas, los establecimientos rurales y novedosos viñedos. Es imperdible la Costa de la Laguna, por la refinada urbanización del HOTEL DEL LAGO Golf & Art Resort, tanto como trepar la sierra por las ondulantes calles de Las Cumbres de la Ballena. En la zona de las intersecciones de las rutas 12 y 9 y al final del Camino de los Ceibos, se encuentran Abra de Perdomo y La Guardia Vieja. El primero, es un pintoresco caserío surgido en las primeras décadas del siglo XIX, como complemento del Molino Perdomo. El segundo es un sitio histórico, testimonio de un asentamiento militar de la época de la Colonia. Más adelante, aparecen las ruinas originales del casco de estancia conocido como la Azotea de Cabrera, que data de finales del siglo XVIII. Siempre por la ruta 12, llegamos al Molino de Tasano, en las proximidades de Pueblo Edén, un muy buen fin de jornada para cualquier explorador. Porque el pueblo rural Edén ofrece un deslumbrante paisaje serrano con pintorescos y tradicionales almacenes de ramos generales propios del ambiente campero de viejas épocas.
Por la Barra y San Carlos hasta José Ignacio
Por la Playa Brava y desde la Barra de Maldonado, tomando por el Camino del Cerro Eguzquiza, se llega a la histórica ciudad de San Carlos. Fundada por Pedro de Cevallos en el año 1763, esta población fue en primer término un asentamiento de familias portuguesas. En sus orígenes, también se lo conoció como un punto estratégico de defensa del imperio español. Hoy San Carlos preserva orgullosa su testimonio histórico y es un importante centro comercial y administrativo, base de la actividad rural y productiva del departamento de Maldonado. Desde San Carlos, por ruta 9 hacia el este, es posible acceder al entrañable Pueblo Garzón, ubicado en los límites del departamento, a unos 31 kilómetros de José Ignacio y muy cerca de Rocha. Desde allí, se puede retornar por la costa, ingresando al balneario Las Garzas y más adelante, cruzando por balsa laguna de Garzón, se arriba a la zona de José Ignacio, uno de los sitios top por excelencia. Cada salida, cada nueva exploración por las rutas internas de Maldonado, le mostrarán al viajero un territorio inesperado, con su rica historia, su flora, su fauna y la enorme hospitalidad de sus habitantes. Un paseo que merece realizarse en cualquier época del año.