Hace varios años nuestro país consagró un nuevo paradigma de desarrollo, verdadero giro copernicano sobre nuestro derecho territorial que vincula el crecimiento económico y social con la sostenibilidad ambiental. Las metas hacia ese desarrollo sostenible de Uruguay se encuentran establecidas en el artículo 47 de la Constitución, la ley General de Protección al Medio Ambiente y la ley de Ordenamiento Territorial y Desarrollo Sostenible. Para alcanzarlas «es necesario adoptar una metodología coordinada e integral de sostenibilidad, competitividad, calidad, diferenciación y satisfacción, la cual necesita indefectiblemente del esfuerzo y compromiso de todos», sostiene el Mag. Dr. Juan Pablo Fleitas, reconocido experto en la materia y pionero en esta nueva rama del Derecho en el país.
Nuestra normativa, siguiendo los parámetros del informe Bruntland para la Comisión Mundial para el Medio Ambiente define a este tipo de desarrollo como “aquel que satisface las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de generaciones futuras de satisfacer sus propias necesidades.
La actual crisis derivada del Covid-19 aceleró tendencias y acciones ya consagradas, además, en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, las que se encuentran tímidamente latentes y de escasa aplicación en nuestra región.
Por otro lado, nos encontramos en un momento idóneo para detenernos y realizar una revisión del entorno urbano, de nuestra actividad social y laboral.
En efecto.
Las circunstancias han demostrado que es hora de pasar de un desarrollo pensado únicamente en términos cuantitativos a uno cualitativo, esto es, a una visión integradora -intrageneracional e intergeneracional- compuesta por dimensiones físicas, económicas, urbanas, sociales, ambientales, culturales, espirituales y científicas.
Es la nueva visión de desarrollo humano y urbano ambiental, la que algunos han denominado neohumanismo.
No solo eso. La pandemia ha transformado la forma en la que vivimos, interactuamos y trabajamos, provocando cambios sustanciales en real estate.
Hoy, en la era de la comunicación digital instantánea, se está analizando con más detenimiento la necesidad de desplazamientos, así como también en aspectos relacionados a la reutilización de materiales, reducción de demanda energética y eficiencia de recursos.
Se piensa en la construcción de viviendas y edificios sustentables que ahorren costos en operaciones y mantenimiento, en buen romance, que cuiden y respeten al medio ambiente.
Ni qué decir sobre los cambios en el concepto de trabajo presencial y aquellos destinados a espacios corporativos que priorizan la salud y bienestar de los trabajadores.
El turismo, tercer sector más importante de la economía mundial en materia de exportaciones, tampoco escapó a esta revisión. Y vaya si fue afectado.
En reciente Informe de Naciones Unidas se concluye que, a consecuencia del Covid-19, el turismo deberá promover la sostenibilidad y el crecimiento ecológico inclusivo, transformándose “en un sector resiliente, competitivo, eficiente en el uso de los recursos y neutro en carbono, de conformidad con los objetivos y principios del Acuerdo de París sobre el cambio climático y la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Las inversiones ecológicas para la recuperación podrían dedicarse a las zonas protegidas, las energías renovables, los edificios inteligentes y la economía circular, entre otras oportunidades”.
Para arribar a esas metas, es necesario adoptar una metodología coordinada e integral de sostenibilidad, competitividad, calidad, diferenciación y satisfacción, la cual necesita indefectiblemente del esfuerzo y compromiso de todos.
Lo del principio: es ahora más que nunca.
Mag. Dr. Juan Pablo Fleitas
PA Green Real Estate. Miembro Organizacional USGBC
