Con importantes novedades que incluyen una terminal nueva en Buenos Aires -que ya se está construyendo-, con otra en Montevideo, y con un gran barco eléctrico que estará para mediados de 2025, el dueño de Buquebus no se detiene en el día de mañana de su empresa. Con la mira puesta en el horizonte, este visionario del medio ambiente y la importancia de defender la ecología, apuesta a seguir creciendo con su empresa y a seguir mejorando el nivel de seguridad y de confort de su servicio de transporte.
El dueño de Buquebus no se detiene. Emprendedor como pocos, visionario, Juan Carlos López Mena sigue estableciendo un constante ir hacia el futuro con su empresa. De hecho, en su agenda para los próximos años figura la renovación del puerto de Montevideo, una nueva terminal en Buenos Aires que ya está en construcción y un nuevo barco que estará disponible en junio de 2025.
Sobre esta lógica de avanzar de manera constante es que fundó su empresa y bajo esta lógica es que trabaja desde siempre. Su meta está en el horizonte y nunca se conforma con lo que tiene, siempre piensa en el próximo proyecto, en la nueva estrategia para su empresa, en el mañana.
Pero esta manera de actuar no es una novedad, muy por el contrario. Su modo de actividad constante estuvo presente desde los orígenes. Comenzó como cadete de una camisería a los 13 años y su primera tarea fue limpiar el baño del dueño. El estaba acostumbrado a esa tarea en su casa porque su madre era muy exigente con la limpieza. Cuando el dueño vio cómo habían limpiado su baño, quedó impresionado y preguntó quien lo había hecho. Le dijeron y desde entonces el dueño lo tomó como su protegido. López Mena creció en esa camisería hasta que a sus veinti pocos, decidió independizarse. Lo que pidió al irse fue que, si fracasaba, lo volvieran a tomar en su trabajo. El dueño sentenció: No hay manera de que te vaya mal. Y tuvo razón.
«A principio de los 80, en Argentina estaba todavía el gobierno militar. Y Martínez de Hoz, el ministro de economía, había abierto indiscriminadamente las importaciones para que las industrias se modernizaran. Pero el resultado fue otro: las industrias cerraron e importaban todo. Así, una industria pasó de tener 100 obreros a quedarse con 5 y con esos hacia todo el trabajo.
En esa época yo tenía una fábrica de camisas en Argentina y un tambo en Colonia, Uruguay. Pero quería otra cosa: cerré la fábrica y me compré un barco. Lo arreglé y empecé a navegar. Y me fui a Japón a comprar un segundo barco en un astillero. Me pedían 400 mil dólares y yo ofrecí 200 mil. Me lo bajaron a 300 mil y yo seguí ofreciendo 200 mil porque era todo el dinero que tenía. El tipo se va de viaje por 10 días a Filipinas y yo lo esperé. Cuando volvió, no podía creer que yo siguiera en Japón. Pero yo estaba conociendo, porque admiro mucho la cultura japonesa. Entonces, me vuelve a pedir 300 mil y yo vuelvo a ofrecerle 200 mil y le digo que es lo máximo que puedo ofrecer porque es todo lo que tengo. Ahí me pregunta por qué no se lo había dicho antes. Y me lo vendió a 200 mil. Entonces, llamo a mi mujer en Buenos Aires para que me gire el dinero y me dice que se lo había gastado porque al barco que estaba acá se le había roto el motor. Resignado, voy al astillero y le cuento al japonés esto. El barco ya estaba a flote y con toda la tripulación a bordo. Le pido que lo mantenga en el puerto, que yo me voy a Buenos Aires, vendo algunas cosas, le giro el dinero y ahí me lo libera. Y él me dice que no, que me lo lleve y que le pague después. Así hice. Pero, cuando le mando el dinero para pagarle, se lo mando con los intereses. Él me devuelve el dinero de los intereses porque ellos no los cobraban. Yo le digo que lo acepte porque habíamos hecho muy buen dinero con el barco, habíamos recuperado la inversión en dos meses.
Entonces, este japonés comentó mi respuesta con otros empresarios. Y uno de esos empresarios, tenía un astillero en Uruguay. Y me invitó a conocer su astillero. Enseguida, me pregunta si quiero construir otro barco y le digo que sí, quería un barco económico para unos 500 pasajeros. Lo planeamos y lo hizo. Y al sumar este nuevo barco, lanzó Buquebus en 1985″, relata. Desde ese entonces, López Mena ya veía que la única manera de crecer con su empresa era yendo hacia adelante.
Las grandes novedades
Actualmente, en Buquebus trabajan 1.200 personas, entre Argentina y Uruguay. Y se trata de una empresa en expansión. Ya está construyendo la nueva terminal de Buenos Aires, que contará con dos hoteles y un muy amplio estacionamiento subterráneo, entre otras novedades. «Estamos haciendo la terminal a nuevo en Buenos Aires, con dos hoteles y estacionamiento subterráneo. Uno de los hoteles se va a terminar de construir a fines del año que viene y tendrá 156 habitaciones. La inversión final será de 65 millones de dólares», confirma. En el puerto de Montevideo, por su parte, piensa construir un edificio nuevo y tres puentes. El proyecto rondarálos 30 millones de dólares. «Haremos un edificio al lado de donde está la ANP y tres puentes superpuestos que lo conectarían con la terminal. Son puentes de 200 metros y el primero estaría a unos cinco metros de altura. Uno para los coches, otro para los pasajeros y el tercero -con jardines- para que el turista pueda ver desde la altura el panorama», asegura.
Además de estos dos proyectos en ambas orillas del Río de la Plata, López Mena espera ansioso su nuevo barco. «Podrá llevar 2.200 personas y 226 autos, tendrá un gran duty free, el doble del que tiene el buque Francisco. Contará con una gran seguridad, mayor que la del Francisco. La zona donde van los pasajeros tendrá un revestimiento que aguanta 1.000 grados de temperatura durante 60 minutos.
Nosotros tardamos 13 minutos en bajar a toda la gente del barco. Lo que pasa es que yo viajo todas los semanas y veo que en los barcos viajan abuelos, hijos y nietos, y no puedo poner menos seguridad porque es mi responsabilidad cuidar a estas personas. Por eso, el barco tiene lo último en seguridad.
Además, va a ser el primer barco eléctrico que navegara la zona. Somos fanáticos de la no polución. Ya, nuestro último barco en funciones, el Francisco tiene una reducción de emisiones del 50 por ciento con el gas licuado.
Somos la única empresa del mundo que tiene su propia planta de gas licuado. En realidad, el nuevo barco iba a ser de gas licuado. Pero me dijeron que lo último es hacerlo eléctrico, por eso lo vamos a hacer de este modo. Va a recorrer Colonia -Buenos Aires porque no hay energía suficiente para recargar más lejos y vamos a recargar en los dos puertos.
El nuevo barco nos va a salir 190 millones de dólares y va a estar listo para junio de 2025″, dice. Sobre las centrales de carga para el nuevo barco eléctrico tanto en Buenos Aires como en Colonia, afirma que «se va a hacer una estación especial porque este barco carga 20 MWh (megawatt) en Buenos Aires y 20 MWh en Colonia.
Tenemos que invertir varios millones de dólares en la instalación. Los costos del cableado son de nosotros, pero lo realizan los ingenieros de UTE. La instalación será subterránea y en el puerto va a haber un cargador especial para el buque que se está diseñando».
Optimista todo terreno
Padre de 10 hijos, con uno más en camino, y 18 nietos, López Mena es un hombre que asegura ser un optimista que vive enamorado. Eso hace que constantemente transforme su visión en combustible para alcanzar nuevos proyectos, qué siguiendo de cerca su historial, siempre son destacables las grandes apuestas en cuanto innovación. Reconocemos entonces, que nos encontramos ante una persona de incesable movimiento, tal cual es el mismo reflejo de la empresa que lidera.