Agreste Punta Negra: el lujo que habla en voz baja

En la falda de un cerro de Punta Negra —donde el restaurante Las Espinas, de Bouza, cocina el paisaje— nace Agreste: un desarrollo de lotes de alrededor de 4.000 m² pensado para pocas familias y para una idea precisa de bienestar: privacidad, vistas abiertas, arquitectura sobria y un reglamento que protege la armonía del conjunto. No es un barrio para exhibirse: es un lugar para estar.
Una geografía con carácter: Punta Negra, cerros, mar y monte nativo
Hay lugares que no se explican con coordenadas sino con silencios. Punta Negra es uno de ellos: una franja de Maldonado donde el mar convive con los pliegues del terreno, con monte nativo y lagunas cercanas, y donde el horizonte cambia de humor según la luz. En esa falda —la misma donde funciona Las Espinas de Bouza— Agreste propone un modo de habitar que parte del paisaje y vuelve al paisaje: lotes amplios, implantaciones cuidadas, y una promesa simple de lujo contemporáneo sin ostentación.

Agreste Punta Negra se presenta como un proyecto residencial con una idea fuerza clara: vivir con espacio real, sin masividad, con reglas que eviten que el entorno se degrade a medida que crece.
El “ecosistema Bouza”: del vino a la casa
Agreste no aparece como un gesto aislado, sino como el capítulo residencial del universo Bouza:
• Bodega y viñedos Bouza en Canelones.
• Restaurante, bodega y viñedos en Las Espinas (Punta Negra).
• Boutique Bouza en Punta del Este.
• Boutique Bouza en un hotel de Montevideo.
Ese entramado funciona como marca y como lenguaje: una estética de sobriedad, un estándar de servicio, una relación con el tiempo que prefiere lo artesanal antes que lo apurado. Agreste toma ese pulso y lo traslada a la vivienda: un refugio con diseño, pero con raíz.

La primera etapa: 90 lotes y una sola consigna, “respirar”
La primera etapa comercial prevé 90 lotes, con metrajes en torno a 4.000 m². La idea del masterplan —según lo presentado— es que todas las parcelas tengan una experiencia escénica, ya sea por vistas al mar, a los cerros o al paisaje abierto. Habrá lotes más altos y más bajos, pero el protagonista, en todos, es el mismo: el entorno.
En un mercado donde la costa se densifica, el dato no es menor: 4.000 m² por lote no es un detalle técnico; es una declaración de carácter.
Infraestructura y amenidades previstas: campo con comodidades
Agreste proyecta una infraestructura base acorde a la zona: caminería interna, accesos y redes de servicios (agua y energía). Y plantea —en etapa de desarrollo de proyecto— un conjunto de amenidades que busca acompañar la vida cotidiana sin convertir el barrio en un parque temático:
• Seguridad 24/7.
• Área social tipo club house.
• Piscina y sectores de descanso.
• Gimnasio.
• Áreas para niños y teens.
• Senderos y espacios de paseo.
• Canchas (tenis, pádel, fútbol).
• Áreas de agua / laguna, sujeto al diseño final.
• Propuesta ecuestre (caballerizas e infraestructura vinculada).
• Servicio de playa.

En tiempos estimativos de referencia comercial, se comunica una ventana de ~18 meses para lotes listos para construir desde el inicio de etapa (plazo orientativo) y 2 a 3 años para contar con el conjunto principal de amenidades operativo (también como referencia).
Quiénes están detrás: experiencia inmobiliaria y soporte legal
El proyecto se apoya en socios con recorrido:
RCSAustralis: enfocada en concepción, desarrollo y gestión de emprendimientos inmobiliarios, con experiencia en urbanizaciones de gran superficie, barrios planificados y loteamientos residenciales.
INVERGROUP: trayectoria desde 1975 en desarrollos inmobiliarios premium y super premium, con visión de largo plazo en ciudades relevantes de Uruguay.
La documentación jurídica del proyecto está a cargo de Ferrere, un dato que, para el comprador patrimonial, suele funcionar como señal de orden y proceso.
El comprador Agreste: patrimonio resuelto, gusto sobrio
Agreste no busca el público de la foto rápida. Busca a quien ya resolvió su vivienda principal —y muchas veces ya tiene otra propiedad— y quiere un lugar de retiro con diseño, reglamento y comunidad boutique.

Lo que valora
• Privacidad real.
• Paisaje auténtico (mar, cerros, monte nativo).
• Reglas claras que protejan la inversión.
• Arquitectura cuidada y coherente.
• Respaldo de una marca y socios con nombre propio.
De lo que huye
• Zonas saturadas, exposición permanente, ruido social.
• Productos masivos, densos, sin identidad estética.
• “Chacras sueltas” sin estructura ni comunidad.
Arquitectura con marco: libertad, pero no cualquier cosa
En Agreste, la estética no queda librada al azar. El proyecto propone una línea de arquitectura contemporánea, sobria, integrada al paisaje, con materiales nobles, paletas naturales y respeto por la topografía. Lo estridente, lo agresivo o lo que quiebre la armonía general no es lo esperado.

Metraje mínimo, ocupación y límites constructivos
• Vivienda principal: mínimo 180 m² interiores.
• No se autorizan viviendas con planta baja interior menor a 120 m².
• Posibilidad de construcción secundaria (barbacoa/servicio/cochera), siempre dentro de parámetros y con aprobación.
Indicadores:
• FOS 15%
• FOT 30%
En un lote tipo de 4.000 m², esto implica como guía orientativa un máximo de 600 m² de ocupación en planta baja y 1.200 m² totales construibles sumando niveles, sujeto al diseño concreto y a la aprobación correspondiente.
Retiros para proteger privacidad
• Frente: 10 m
• Laterales: 7,5 m
• Fondo: 10 m
Además, se sugiere un “perímetro de actuación” aproximado de 750 m² (30 x 25 m) para concentrar la intervención y preservar vegetación y paisaje. Hay también una servidumbre de infraestructura de 2 m sobre el frente para redes.
Comisión de Arquitectura
Todo proyecto debe presentarse a una Comisión de Arquitectura antes de iniciar obra. Esa comisión evalúa implantación, volumetría, alturas, materiales, colores y relación con el paisaje, pudiendo solicitar ajustes. Traducido al idioma del comprador: hay flexibilidad dentro de un marco; no hay “vale todo”.
Paisajismo, cercos, piscinas: naturaleza como regla, no como adorno
El reglamento promueve preservar monte nativo siempre que sea posible. Se favorecen cercos verdes; se prohíben alambrados, muros altos o soluciones que “encierren” visualmente. Piscinas y áreas exteriores están permitidas, pero deben integrarse al lenguaje del conjunto y respetar retiros. El estacionamiento debe resolverse dentro del lote, sin invadir caminería interna.

Cómo se construye: proceso claro y plazos exigentes
El procedimiento general, simplificado, es clásico y ordenado:
1. El propietario desarrolla anteproyecto con su arquitecto.
2. Presenta a la Comisión de Arquitectura (anuencia o ajustes).
3. Con anuencia: proyecto ejecutivo + trámites ante la Intendencia.
4. Con permisos y condiciones contractuales cumplidas: inicio de obra.
Plazos:
• Obra con plazo máximo de 365 días calendario, con posibilidad de prórroga de hasta 365 días adicionales si se justifican razones.
• Si la obra queda sin tareas durante 30 días corridos, se considera paralizada y pueden aplicarse medidas previstas.
Cómo se compra: reservas, promesa y escritura
Esquema general: Interés → elección de lote → seña → boleto de reserva (10%) → promesa → ocupación → escritura.
• Seña comercial: referencia USD 5.000 (o lo que se defina), con plazo corto para pasar a boleto.
• Boleto de reserva: 10% del precio.
• Promesa: regula plan de pagos, plazos estimados de entrega y escritura, condiciones de ocupación.
• Ocupación e inicio de obra: vinculados al cumplimiento del 100% del precio (según el esquema provisto).
Gastos comunes
Comienzan cuando el barrio cuente con suministros básicos (OSE, UTE) y caminería. Se maneja como referencia interna trabajar con gastos comunes por debajo de lo habitual en barrios de alto costo, con una referencia de intención por debajo de ~USD 500/mes por lote (valor orientativo).

Financiación: cuotas sin interés y descuento al contado
• 10% al boleto de reserva.
• 20% al compromiso.
• Saldo hasta en 18 cuotas sin interés.
• Contado: 10% de descuento sobre precio de lista.
• Posibilidad de manejar un saldo contra escritura (a tratar con discreción, según el criterio comercial).
Cierre: un barrio para pocas familias —y para una idea del tiempo
Agreste Punta Negra no pretende competir por volumen sino por coherencia. En un litoral donde la belleza, a veces, se negocia por metro cuadrado, este proyecto apuesta a lo contrario: darle al paisaje el derecho de seguir siendo paisaje.
Lo vivido nos deja huellas; lo que viene, decisiones. Y Agreste —con sus lotes amplios, su reglamento y su tono de lujo silencioso— parece decirlo sin alzar la voz: que el verdadero privilegio, hoy, puede ser tan sencillo como abrir una ventana y escuchar, sin interferencias, cómo respira el mundo.







