Considerado el mejor hotel y spa wellness de Sudamérica, Alive ya cumplió su primer año ofreciendo una nueva modalidad de medicina preventiva, mejora estética, lujo y confort. Un hotel cinco estrellas dedicado a la salud y al bienestar de sus huéspedes.
Ubicado en una zona privilegiada de Punta del Este, rodeado de una naturaleza vigorosa que contagia vitalidad, con la Laguna del Sauce como primer horizonte, el Alive Health Spa Resort es -con sólo un año de haber abierto sus puertas- uno de los más importantes referentes de Sudamérica en tratamientos médicos y estéticos de última generación.
Y el único que, además de un muy completo programa de salud, ofrece una hotelería de alta gama. Porque, según sus propios dueños, no se trata únicamente de mejorar y optimizar el cuerpo sino también de sentir un enorme placer y confort al llevar adelante el tratamiento.
«Cada spa tiene su propia identidad. Nosotros lo que quisimos lograr fue satisfacer la demanda de la gente que, acostumbrada a ir a hoteles de lujo en todo el mundo, quiere realizar un tratamiento saludable en un entorno que no disminuya sus expectativas de confort«, asegura una de sus propietarias, Patricia Fernández, a Punta del Este Internacional.
Patricia y sus socios -Marcelo y Gabriel Pires- desarrollaron este emprendimiento con un costó importante, alrededor de 7 millones y medio de dólares. De este modo, construyeron -en una propiedad de unos 6.000 metros cuadrados- 39 habitaciones y suites, todos con vista a Laguna del Sauce.
El lugar cuenta, además, con notables amenities como piscina externa e interna, restaurante, bar, auditorio con capacidad para 70 personas, 12 salas medical & beauty, circuitos de agua, 14 salas de wellness, 7 consultorios médicos, yoga room y lobby también con vista a la laguna. A todo esto hay que agregarle estacionamiento privado y seguridad las 24 horas. Un verdadero hotel 5 estrellas dedicado al wellness.
Entre los programas que ofrece el resort se encuentran adelgazamiento saludable, détox, antismoking, antiestrés, fitness y longevidad y revitalización. El doctor Damián Rozenberg, líder en medicina genómica y calidad de vida, es quien está a cargo de los tratamientos que son individuales y previo un serio estudio de cada paciente.
Como experiencia, se trata de un concepto que abarca todos los sentidos y busca establecer un bienestar tanto externo como interno de cada uno de los huéspedes. «Una experiencia multisensorial«, afirma Fernández, que busca ser el punto de partida de un camino que lleva al completo bienestar.
En busca del equilibrio
A pesar de la fuerte inversión, de la seriedad de los tratamientos y del lujo y confort de Alive, el proyecto -inaugurado el verano pasado- no surgió como un modelo de negocio sino que tuvo motivos más profundos. «No lo iniciamos como un proyecto comercial. Lo hicimos a partir de un tema personal. Es, sobre todo, un homenaje a la memoria de mi madre«, dice Fernández y, visiblemente acongojada, cuenta la historia.
«Tanto mi marido como yo tenemos otros trabajos. Soy abogada y mi esposo tiene una empresa constructora en Montevideo. No teníamos la necesidad laboral de hacerlo pero lo hicimos porque iba más allá de los negocios. Mi mamá fue obesa toda la vida, probó 800 mil dietas pero nunca logró bajar de peso. Finalmente, se hizo una cirugía bariátrica que, por fortuna, salió muy bien. Bajó de peso pero all año se le despertó un cáncer feroz que la mató en unos pocos meses. Yo estaba devastada. Unos años antes mi padre también había muerto de cáncer. Con papá no nos dio el tiempo porque su cáncer estraba muy avanzado pero con mamá fuimos a los mejores especialistas de todo el mundo y, sin embargo, no logramos salvarla. Fue entonces que entendí. Hay que empezar mucho antes a salvar el cuerpo y el espíritu. Mucho antes de que se despierte una enfermedad que no tenga solución. Y Alive es un espacio de prevención, de mejorar la vida, de volverla más fructífera y larga. Acá hacemos tratamientos contra la obesidad pero también marcamos una manera de mejorar la alimentación y damos consejos para que esa mejora contibúe una vez que el paciente se retira del spa. Existen otros sitios como nuestro spa en Latinoamérica. Sólo que ninguno se enfoca como nosotros tanto a la medicina preventiva como al disfrute de nuestro huésped«.
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Alive establece tratamientos que van desde los 4 días -tiempo mínimo de estadía- hasta varias semanas.
«Lo habitual es una semana. Pero muchos deciden estirar su tratamiento por más tiempo. Nosotros ofrecemos medicina preventiva para no tener que pasar por los médicos. Se trata de cuidar el cuerpo y el espíritu, de establecer hábitos de comida y de ejercicios. Nuestros pacientes descubren aquí un estilo de vida que les permite encontrar un equilibrio. No se trata sólo de estética. Esto es cien por ciento salud«, dice Fernández.
Si bien hay varios centros que ofrecen estos tratamientos, el lujo y confort del resort de Alive lo vuelven único. Ese agregado apunta a un público premium que está acostumbrado a cierto nivel de confort que otros spa no brindan.
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«En el mundo hay muchos centros de medicina preventiva, de estética y de belleza que apuntan a los mismos objetivos que apuntamos nosotros. Pero en todos ellos, el paciente entra obligado, como si tuviera que cumplir una condena. Acá eso no es así. Y no lo es porque nosotros le ofrecemos una estadía para disfrutar, una experiencia diferente que es un gran plan para cualquiera. Entendemos que si alguien viene porque quiere mejorar su salud o su estado físico eso no supone que la tenga que pasar mal. Por el contrario, queremos que disfrute su estadía, que se convierta en una experiencia multisensorial, que encuentre el confort y el lujo que también les hace bien a su estado de ánimo«, dice Fernández.
El concepto elegido no parece errado: en plena temporada baja, Alive está completo.
Cuerpo y espíritu
Para los spa de medicina preventiva y de estética física, el verano es temporada baja. El paciente suele visitarlos antes, en primavera, para ponerse en forma para las vacaciones o después, en otoño, para desintoxicarse por los excesos del verano. Sin embargo, Alive está a pleno en enero y también tiene cubierto por completo el mes de febrero.
«Cuando abrimos, hace un año, empezamos a darnos cuenta de que el esquema propuesto funcionaba. La primera semana que abrimos fue increíble. Muchos extendieron su estadía y otros, al irse, volvían a reservar una semana. Eso nos dio la pauta de lo necesario que era este emprendimiento. Nuestros huéspedes aseguran que les generamos una sana adicción. La gente no se va sólo con una experiencia hecha, también se va con una forma de vida distinta. Generamos un estilo de vida. Pensábamos que este verano estaría flojo de reservas y tenemos el lugar a tope«, afirma Fernández.
El método innovador de Alive fusiona técnicas orientales milenarias con los últimos avances tecnológicos de la industria occidental, logrando una conjunción óptima en un espacio rodeado de naturaleza armónica. La gran inversión realizada en aparatología se ve contrapuesta con el vínculo que el spa tiene con la naturaleza, con el paisaje y con la energía de la Laguna del Sauce.
Confirma Fernández: «No creemos en la estética desde un punto de vista superficial o hueco. Creemos que la estética es importante porque afecta la autoestima, el equilibrio espiritual. Muchos de nuestros pacientes buscan reencontrarse con su físico, volver a sentirse cómodos con su cuerpo. Y esto forma parte no sólo de verse bien, sino además de sentirse bien. Ese es nuestro objetivo: no sólo vivir más sino vivir mejor. De algún modo se trata del mismo concepto que empleamos a la hora de ofrecer un servicio de lujo tanto en salud como en hotelería. Nuestra propuesta abarca tanto una armonía física como espiritual. Queremos que estén sanos y que disfruten de sus cuerpos. Queremos que se vayan sabiendo que, del mismo modo que están acostumbrados a alojarse en hoteles lujosos, pueden vivir en un cuerpo que sea también un hotel 5 estrellas«.
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