Comandado por tres mujeres, Anantha Yoga Retreats propone un camino que conduce al encuentro con una vida más sana tanto física como espiritualmente. Con retiros de no más de 10 personas, sus responsables – Patricia Amoroso, Eleonora Pipet y Marcela Frey- ofrecieron en Punta del Este, en marzo, y en Menorca (España), en junio, una experiencia inolvidable.
Encontrar el equilibrio entre la mente, el físico y las emociones. Establecer un puente que comunique el yo terrenal con el yo espiritual. Fundirse en el ritmo de la naturaleza, conocer y reconocer el camino que lleva a la sanación interior y exterior. Yoga en sánscrito significa unión. Unir cuerpo y espíritu, unir bienestar físico y mental, unir el alma individual con la divinidad. Bajo esas premisas, el yoga -considerado una de las seis doctrinas ortodoxas del hinduísmo- ha recorrido el mundo y se logró afianzar en Occidente, a través de la práctica de sus diferentes estilos.
Un yoguin o yoguini -como se denomina a quienes practican yoga- es quien va en camino hacia el fin buscado. Y, como sostienen el hinduísmo, todos los caminos conducen al mismo fin. Así, con cierta elegante parsimonia, el yoga fue logrando poco a poco un significativo número de adeptos y practicantes que lo realizan con pasión y devoción.
Anantha Yoga Retreats (www.ananthayogaretreats.com) propone un espacio de encuentros donde encontrarse y sanar tanto el interior como el exterior de cada uno. Se trata de retiros de cuatro días, en grupos de 10 personas, con una fuerte conexión con el medio ambiente. En marzo, entre el 13 y el 17, se realizó uno de estos encuentros en Punta del Este, en una casa sobre la playa en zona de La Barra. Y, ahora en junio, se hizo en Menorca, una de las islas Baleares, en España.
En Punta del Este, la naturaleza recibió el encuentro con un hermoso arcoiris y luego dejó ver -durante las cuatro jornadas- sus diferentes rostros: sol pleno, lluvia, nubes cerradas. Una paleta completa de colores y humores climáticos que acompañó el excelente trabajo físico y espiritual de las responsables de esta propuesta: Patricia Amoroso, Eleonora Pipet y Marcela Frey.
En Menorca, durante la tercera semana de junio, se realizó la nueva cita a pleno sol, pocos días antes del comienzo del verano europeo. De cara al Mediterráneo con sus aguas cristalinas, rodeada por montañas y los pintorescos pueblitos de la isla, se concretó esta nueva cita con esta práctica milenaria llevada adelante por estas tres experimentadas profesionales.
Yoga eterno
No es casual el nombre: Anantha Yoga siginifica «yoga del infinito». Y para los hindúes la práctica del yoga es eterna (en realidad, afirman que es «sin comienzo») y que acompaña al hombre desde el mismo origen. Y eso es lo que mejor ofrecen los retiros de Anantha Yoga: un acompañamiento constante durante cuatro días y una buena cantidad de consejos para luego seguir practicando en casa.
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De la mano de Amoroso, Pipet y Frey, el encuentro de Punta del Este ofreció un espacio donde sanar, donde curar y donde encontrarse. Un espacio donde poder desafiar los propios límites del cuerpo, donde desintoxicarlo, donde escuchar el yo interior. Clases de yoga Hatha, Vinyasa y Yin Yoga, meditaciones guiadas, programas de comida saludable, cuencos tibetanos, origamis, paseos por la playa y otros entornos naturales, talleres donde explorar las capacidades dormidas. En ese universo, se desarrolló el trabajo grupal e individual. De ese universo, cada participante, salió con más energía, vigor y equilibrio mental y espiritual. Una experiencia única que, al menos una vez, se debe explorar.
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La reciente experiencia en Menorca no tuvo nada que envidiarle a la realizada en Punta del Este. Cerca del puerto de la ciudad capital de Menorca, Mahón, se llevó adelante este nuevo encuentro de cuatro días. Y, como en Punta del Este, fue inolvidable. El grupo, formado por argentinas, uruguayas y españolas, se levantaba a las 7 de la mañana y, después de consumir un cuenco de agua tibia con limón, se metía de lleno en la primera clase de yoga del día, a cargo de Patricia. Intensa, imperdible, la clase duraba más de dos horas.
Después, había caminatas hasta la hora del almuerzo, donde la cocina estallaba de colores, aromas y texturas. La calidad de productos de primera línea sumados a la pasión que pone en sus platos Eleonora volvían los almuerzos momentos únicos.
Una vez concluidos los muy sabrosos platos vegetarianos pensados por Pipet, se realizaban distintas experiencias que incluían talleres o nuevas caminatas por el impresionante Camí de Cavalls (Camino de los Caballos), visitas a sitios arqueológicos y a cuevas de la isla y profundas sesiones de meditación.
A las seis de la tarde, era el turno de Marcela Rey y el Yin Yoga, donde se trabajaba cada día un órgano distinto: el riñón, con su directa relación con el miedo; el hígado que tiene que ver con la flexibilidad. Estas clases también duraban más de dos horas. Luego, una vez más, la nutritiva y excelente cocina tomaba presencia en forma de exquisitos platos.
Del mismo modo que en Punta del Este se había elegido una maravillosa casa de La Barra, rodeada de naturaleza, en Menorca, el lugar donde el grupo se alojó también era de una belleza apabullante. La isla tiene parecidos con la península esteña de hace unos 30 años. Hermosas calas con sus pequeños puertos, playas de arena blanca, paz y armonía en cada calle, típicas casas de campo construidas con paredes de piedras con el antiguo sistema de pircas.
En una de estas casas se realizó el encuentro y el viejo establo de la casa -totalmente acondicionado pero que onserva la dignidad de su pasado- fue el lugar elegido por Patricia y Marcela para dar sus clases. Porque estas tres emprendedoras están en cada uno de los detalles: saben que, a través de pequeños actos amorosos, se consolida un gran amor.
Yoga y life style
Los encuentros suponen para los participantes un espacio seguro. Tanto en lo físico como en lo espiritual. Pero, además, no dejan de lado el buen vivir. Cada retiro incluye 4 noches en habitación doble o suites privadas; 8 clases de yoga; introducción al Yin Yoga; meditación; desayuno, almuerzo y cena – frutas, té y snacks saludables-; sesión de cuencos tibetanos y cuarzo; taller de posturas invertidas; show de mantras; una o dos excursiones con pic nic incluido; y servicio de limpieza.
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Tanto Amoroso como Frey son profesoras de Yoga Sivananda desde hace más de dos décadas. Frey tuvo como maestra a Indra Devi y ha explorado diversos caminos y doctrinas de yoga en todo el mundo, desde Argentina hasta Australia. Amoroso es profesora de educación física y de yoga, especializada en Yoga Sivananda. Pipet, por su parte, es una apasionada por la comida y experta en alimentación y filosofía Slow Food. Ella es la responsable de todas las comidas de cada retiro.
Las dos citas de este 2019 -Punta del Este y Menorca- reunieron a estos pequeños grupos de 10 personas que estaban en busca del camino hacia el propio equilibrio y hacia una vida más sana tanto física como espiritualmente. Una experiencia que inolvidable que vale la pena agendar para 2020, cuando una vez más Amoroso, Rey y Pipet convoquen a estos maravillosos encuentros.
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