Se trata de verlas volar para querer estar ahí arriba, sostenido por la cometa, con una tabla en los pies. Eso genera el kitesurfing: deseo de hacerlo de inmediato. La combinación es perfecta: agua, velocidad, adrenalina, sol, amigos.
Por eso, en toda la costa de Punta del Este, el kitesurf se vuelve cada día más popular. Deporte náutico por excelencia, se vuelve adictivo al instante.
En verdad, se trata de una modalidad de navegación que consiste en el uso de una cometa de tracción que se sujeta al deportista, quien usa una tabla para deslizarse sobre el agua. Pero explicarlo no es experimentarlo. La sensación de libertad, de vuelo, de caminar sobre el agua no se puede narrar.
Tampoco, la enorme hermandad que une a los “kiters”, herederos tecnológicos de los míticos surfistas. Sin embargo, aunque parezca sencillo, es mejor tomar un curso de iniciación, ya que se trata de un deporte de riesgo. Hoy se ha convertido en una moda instalada cada verano.
Parada 46 de La Mansa
Nadie puede dejar de ver los pequeños paracaídas paseándose por el cielo, sobre las lagunas o el mar. Nadie, después de verlos, deja de sentir el deseo inmediato de formar parte de ese mundo donde el ansia de volar con la posibilidad de caminar sobre el agua se vuelven realidad. Sólo se trata de animarse, de vibrar en un atardecer a pocos metros del agua, navegando con la cometa, sintiéndose por fin libre.