En junio de 1959 se le pidió a Marc Chagall que diseñara los vitrales de la Sinagoga del Centro Médico de la Universidad de Hadassah en el Monte Scopus en la ciudad de Jerusalén, con el fin de iluminar el templo tanto físicamente como espiritualmente.
Esta gran obra se concretó en doce vitrales de gran tamaño que simbolizan las doce tribus de Israel.
Su inspiración provino fundamentalmente de los pasajes Bíblicos de las Bendiciones de Jacob, en el Libro del Génesis.
La ley mosaica de la religión judaica, no permite la representación humana por lo que la poética imaginación de Chagall sustituyó la figura y característica humana de los relatos a un universo de estrellas, elementos y animales que representan los emblemas de cada tribu.
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El artista comenzó realizando los diseños en una escala menor, posteriormente estos se llevaron a cartón para cortar los vidrios y realizar las vidrieras.
A partir de los diseños primarios el maestro trabaja con los vitralista Charles Marq y Brigitte Simon Marq, que lo ayudan a llevar a escala los doce vitrales con el tamaño de las ventanas y con las separaciones necesarias para la técnica tradicional del plomo y vidrio del vitral.
La técnica que utiliza Chagall para sus vitrales es muy compleja, ya que utiliza vidrios que tienen varias capas fundidas una sobre otras de distintos colores llamada «verres plaques”. El propio artista utilizaba el acido para hacer los dibujos y gradaciones que otorgaron a las obras su carácter único.
Este proyecto llevó dos años de trabajo, los vitrales se distribuyeron en paneles de tres en tres, combinando armoniosamente los colores y los dibujos.
La habilidad de Marc Chagall para contarnos historias dándole vida al material con color y luz, hacen de él uno de los grandes maestros del siglo XX.