Por: Adriana Figueroa de Lijtmaer
Los caballos siempre se alojaron en mis sueños. Fue mi abuelo, sus gustos, nuestros paseos, visitas a la familia y a escenarios populares en torno al caballo, experiencias que me emocionaron y me indujeron a la búsqueda de lo más puro en el trote obligado de la vida, y al encuentro con este presente amoroso cerca de los caballos.
Aún me recuerdo fantaseando sobre un pony atado a un palenque, en un galope ideal, cuando de repente me descubro sobre el distinguido P’Compadre-Emi Fall-Guillermo II, mi caballo, un zaino de sangre tibia especial para salto, con el que me propongo un desafío más grande que la evolución en la práctica de la equitación: la conexión entre nosotros y el encuentro con mi Ser y mi verdad.
En comunión con la naturaleza del caballo, todo es mágicamente revelado, asimilable y posible. Quiero compartir con ustedes este camino cierto hacia el conocimiento y estado de plenitud en relación con los caballos, y recomendarles algunos lugares en el entorno de Punta del Este…
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