Definitivamente Carlos Gardel es uruguayo, lo revela un documento que confirma que nació en Tacuarembó
Se desconocía su existencia, pero permaneció escondido por más de 75 años y hasta ahora su facsímil nunca fue publicado. Se trata de un documento que abona la teoría del Gardel uruguayo, y que la investigadora argentina Martina Íñiguez llevará al Museo de Gardel en Tacuarembó.
Tal vez sirva para zanjar la larga polémica acerca de la nacionalidad de Gardel, lo cierto es que se trata de la Cédula de Identidad legal argentina que tramitó Carlos Gardel el 4 de noviembre de 1920, un mes después de haber solicitado el Registro de Nacionalidad uruguaya, y en donde figura como nacido el 11 de diciembre de 1887 en Tacuarembó, Uruguay , según explicó al diario El País la investigadora Martina Íñiguez.
El documento forma parte de la colección de más de 40 mil piezas que la Fundación Industrias Culturales Argentinas (FICA) posee sobre tango. Una copia será llevada al Museo Gardel en Tacuarembó para su exhibición.
Para Íñiguez este documento importante “porque la Argentina, al habérselo otorgado, reconoce implícitamente la validez legal del Registro de Nacionalidad aunque quienes sostienen que era francés lo intentan calificar como un simple `salvoconducto”.
“Esa fue una declaración voluntaria en la que expone que sus padres fueron María y Carlos Gardel y fue realizada antes de que se nacionalizara argentino, pero ese número de documento es el que lo acompañará durante toda su carrera artística, su facsímil nunca antes fue publicado y permaneció escondido durante más de 75 años”, aseguró Íñiguez sobre la declaración firmada de puño y letra en la que se autodenomina como “uruguayo” y también como “artista”.
Fuente: marcapaisuruguay.gub.uy
La huella de Gardel en Punta del Este
Su espíritu todavía recorre todo el departamento de Maldonado, las esquinas donde cantó y los sitios por donde paseó su figura inolvidable.
En sus empedrados, en ciertas fachadas, en algu- nas ochavas quietas en el tiempo, la imagen y la voz de Carlos Gardel parece incluirse en el paisaje del Maldonado histórico, ese que todavía respira una suerte de tango melancólico.
Y tan equivocada no es esa percepción porque tanto la voz como la figura de “el Zorzal” se pa- searon por este departamento uruguayo. Porque Gardel cantó en Aiguá junto con Razzano en 1918, en el mes de febrero.
Su presencia en esa ciudad y en San Carlos, sus paseos por las playas uruguayas, también tuvie- ron durante una época nombre propio: Isabel Martínez del Valle, la “novia eterna” de Gardel, quien terminó viviendo en Punta del Este junto con su marido Mario Fattori y el hijo de la pare- ja, Martín. En la ciudad, Isabel estuvo a cargo del restaurante Canario, arrendó el Hotel British House, La Barra Hotel de Maldonado y el Arco Baleno.
En todos estos sitios, el espíritu gardeliano estuvo presente.
Y cualquier noche, incluso en el medio de los muchos anuncios que hoy tiene la Barra de Maldonado, puede intuirse la figura en blanco y negro de ese Gardel perdido en el tiempo.
Descubrir, como lo hicieron los parroquianos del Club Oriental de San Carlos, el andar pausado y mundano del cantante. Y, como también hicieron los parroquianos del Oriental, pedirle que palabras, como si la máquina del tiempo por fin se hubiera inventado.
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