Daniel Hadad: vivir para contarla

Daniel Hadad

En una entrevista ágil y luminosa con Mario Pergolini en Otro día perdido, Daniel Hadad se mostró humano, lúcido y entrañable. Con la serenidad de quien rozó la muerte y la pasión intacta por el oficio, el exitoso empresario habló de la vida, de la educación, de la inteligencia artificial y de su identidad indeleble: la de periodista.

En medio de la gran red de información, donde las pantallas se multiplican y dispersan, volví a mirar televisión abierta. Me convocó Otro día perdido, el programa de Mario Pergolini (Canal 13, Buenos Aires, 1/9/2025), y una entrevista que me atrapó por su agilidad, inteligencia y toques de humor. Allí redescubrí a Daniel Hadad.

La entrada de Daniel Hadad en “Otro día perdido” en el estudio de Mario Pergolini. Lo recibe el aplauso del público.

Mientras lo escuchaba, los recuerdos se me abrieron como un álbum escondido: aquella cobertura en el Sanatorio Cantegril en el 2000, cuando Maradona sobrevivía a una de sus siete vidas; las guardias eternas para el programa de Chiche Gelblung; aquel ramo de orquídeas que me envió el equipo de Radio 10 como un reconocimiento inesperado. Yo era entonces periodista de Editorial Perfil y colaboraba con la emisora en esa cobertura, un episodio intenso que ahora volvía con fuerza a mi memoria. Hadad, líder de la radio líder, estaba en todo y así lo sentíamos todos y cada uno de quienes participábamos en ese proyecto.

Desde esa emoción de espectadora y otrora cronista, me encontré con un Hadad distinto, que hablaba de su vida y de su oficio con la serenidad y la pasión intacta de quien aprendió que importa más la persona que el personaje.

Entre la finitud del hombre y la eternidad de la palabra

Un periodista que rozó la muerte y desde entonces mira la vida con otros ojos.
Un empresario que ha levantado Infobae, el medio digital más leído de habla hispana en el mundo.
Un ciudadano global que, con un pie en Miami y otro en Punta del Este, mantiene sus raíces en Buenos Aires.
Un referente internacional de opinión que advierte sobre la tormenta de la inteligencia artificial, mientras reclama una educación capaz de enfrentarla.

Pero, antes que nada, un ser humano que con sabiduría ha encontrado el debido balance entre crear el futuro y disfrutar el presente. “El dolor no me dejaba pensar. Sentí que el tiempo se me escurría entre los dedos”, confiesa ante las cámaras, mientras Pergolini lo escucha en silencio y el público se estremece.

Cara a cara con Mario Pergolini. Un diálogo ágil, profundo y con humor, donde Hadad repasó vida, oficio y futuro.

El domingo 10 de noviembre de hace cinco años, a las cuatro de la mañana, Daniel Hadad despertó de una extraña pesadilla. Soñaba que alguien lo pisaba en el pecho. Abrió los ojos y comprobó que no había nadie allí, pero el dolor seguía como un hierro encendido. Quiso estirar el brazo derecho para despertar a su mujer, Viviana, y entonces descubrió que no podía moverlo.

Esa vivencia, asegura, le abrió una grieta luminosa: la conciencia de la finitud. “Desde entonces me quejo de las agendas sobrecargadas, protejo los espacios para mis hijos y mis amigos, y aprendí a saborear la vida como quien sabe que cada sorbo puede ser el último”.

La inteligencia artificial: el nuevo telar encendido

Cuando Pergolini lo desafió con la pregunta sobre el futuro de los medios, Hadad no dudó: “La IA va a traer desempleo, como lo hicieron los telares que los ludistas incendiaban en el siglo XIX. Pero este avance es imposible de detener”.

En Infobae, su redacción digitalizada ya prueba un software propio que combina varios modelos para evitar sesgos. Con él, llegaron a imitar voces y estilos con precisión inquietante. Para Hadad, “la competencia ya no es entre medios: es entre la inteligencia humana y la artificial”.

Lo ejemplificó con una escena cotidiana, que arrancó risas y comentarios sarcásticos entre él y Pergolini: “Hoy, cuando alguien recibe un análisis clínico, antes de enviárselo al médico se lo pregunta a la inteligencia artificial”.

La herida abierta de la educación

El tono cambió cuando el conductor lo llevó al tema de la educación. “Uno de cada tres argentinos no entiende lo que lee”, repitió Hadad con gesto grave, como un mantra que parecía dolerle.

Un público cómplice. Risas, silencios y aplausos: la audiencia vibró con cada anécdota y reflexión.

No es un tecnófobo: sabe que escuchar podcasts y conferencias abre caminos, pero insiste en que la lectura forja otra musculatura intelectual.
“Lo decisivo es formar pensamiento crítico. Solo así podremos medirnos con la inteligencia artificial que ya escribe, traduce y decide”, nos deja con agudeza como mensaje para la reflexión.

El periodista que nunca dejó de serlo

Aunque dirige un imperio de medios desde Estados Unidos y acumula millones de millas de vuelo y éxitos empresariales, su identidad sigue anclada en aquella redacción en que el cronista empezó a construir su destino. En los aeropuertos, al completar un formulario, no duda: “Yo sigo escribiendo: periodista”.

Ese amor por el oficio nació en Boston, en la sala de cierre del Globe, donde comprendió que su destino estaba en las palabras y no en los códigos jurídicos que sus padres habían soñado para él.

Pergolini le preguntó si aún tenía cuentas pendientes. Hadad sonrió: “Me gustaría volver a ser estudiante. Estudiar historia, antropología, mezclarme en un campus y entender cómo funciona el ser humano en un mundo que, pronto, competirá con las máquinas”.

 

El aprendiz infinito

Hadad lo dice sin decirlo: la vida es breve, pero el saber es interminable.
Entre la conciencia de la fragilidad y la fascinación por lo nuevo, su destino parece ser el de un hombre que nunca se resigna a dejar de aprender.

Quizás por eso, más allá de los negocios, de su sangre argenta, de los viajes y de las pantallas encendidas, su verdadera patria no es un país ni una empresa, sino la palabra.

TV mediante, me reencontré en esta entrevista no con cualquier Hadad, sino con el mejor: humano, lúcido, entrañable. El que habla de lo que viene sin olvidar de dónde viene. El que se detiene para no detenerse. El que, siguiendo la máxima de Napoleón, aprendió que en la vida cuando más apurados estamos, más despacio debemos vestirnos.

El aprendiz infinito. Más allá de sus empresas, se define como periodista y sueña con volver a ser estudiante.

Sentí entonces que la alianza estratégica que Punta del Este Internacional e Infobae construimos desde hace años es, en su esencia, una comunidad de valores e ideales.

Que hacernos eco de las ideas y memorias de su fundador expresadas en forma tan precisa, cálida y sincera, y compartirlas con nuestros lectores, era la forma de honrar ese encuentro.

Que —también y siempre— periodista y editora antes que empresaria, desde este pequeño gran sueño editorial que construimos desde hace 25 años en Punta del Este Internacional, tengo un compromiso que va más allá de difundir información cierta, completa y transparente.

Que nuestro verdadero desafío como comunicadores es hacerle sentir a nuestros lectores que cada día puede ser el mejor de nuestras vidas. Que solo depende de nosotros.

 

Marisol Nicoletti

CEO Mar y Sol Ediciones
Directora Punta del Este Internacional